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Romper el sonido



Por: Fabiola Velázquez Velasco



A lo largo de este curso hemos observado que la palabra manifiesta una importancia primordial en la cosmovisión indígena. La consciencia del lugar en el espacio que tiene una comunidad se expone gracias al empleo de esa palabra y, en el caso particular del curso que llevamos, de la escritura. Gracias a ella, podemos acercarnos a un mundo con leyes y apreciaciones distintas de las que estamos acostumbrados a valorar.


“Romper el silencio” es una expresión metafórica que sirve para enunciar el agravio o la inconformidad, significa alzar la voz después de una vejación. Pedro Uc nos expone una imagen que confronta esa convención y sugiere un orden de pensamiento diferente, ¿se puede romper el sonido? ¿A qué tipo de sonido se refiere el poeta? ¿Al sonido destructor de la maquinaria que llega a la selva a destruir la naturaleza y a promover una catástrofe que se justifica mediante el “desarrollo”?


El poema Romper el sonido está conformado por siete fragmentos; cada uno de ellos tiene cinco estrofas. Las primeras cuatro plantean preguntas retóricas y la quinta es una especie de respuesta a las dudas anteriores. Cada estrofa se estructura por medio de una pregunta caracterizada por la conjunción si, en ella se denota una aseveración que se contrapone con la pregunta ¿por qué? Las preguntas enfatizan la fortaleza, la resistencia que demuestran los hombres y mujeres mayas incluso después de haber sido sometidos, violentados, despojados de su hábitat y de sus hábitos, obligados a olvidar su origen.


Así se mencionan a los diferentes sectores de la sociedad, estos núcleos se caracterizan por la función que desempeñan los hombres en la población. Se comienza por el hombre maya en general y después se particulariza la situación de cada tipo de hombre, está el sembrador, el aj meen, que podría ser una especie de sacerdote debido a que se habla de su agua sagrada o su plegaria (algo peculiar en el poemario es que no existen notas a pie de página que traduzcan las palabras mayas, como en los otros textos vistos en clase, con excepción del término Pa´ataj que alude al título del libro).


Este primer fragmento sintetiza en gran medida el resto, pues enuncia la erradicación de una cultura a través de la limitación del pensamiento, la eliminación de su historia y de su testimonio:


¿Por qué el hombre maya rompió el sonido,

si ahumaron su palabra,

enmudecieron su pensamiento,

despedazaron su historia,

y mutilaron su testimonio?


Lo mismo se pregunta en el caso de la semilla adulterada, el monte talado y la lluvia para la siembra. Al parecer la respuesta es que el hombre, el sembrador rompen el silencio porque todo continua, porque la semilla sigue creciendo.


En el fragmento dos se agrupa a los hombres mayas dedicados al arte; aparecen el escritor y su lápiz, el alfarero y su cántaro, el músico con su caracol y el actor. Cada uno de ellos representa una característica de resistencia y fortaleza, en la palabra, en el barro o en algún elemento que caracteriza su trabajo.


El its’at maya rompe el sonido porque:

su absorto relieve revela su palabra,

su color de barro es rojo soberbio,

su antiguo tunk’ul es trazo rugido

del espectáculo de su ficción


En el tres se enfatiza al ámbito de la comida. A partir de la figura de la cocinera, se enumera la comida típica de la región: la manteca, el mortero, el chile, el metate, el nixtamal o el comal. La pérdida de la riqueza gastronómica se observa en el verso: “envenenaron su mole rojo”, p. 22

Por otro lado, el apartado cuatro se enfoca en el sector infantil, se habla del niño, la niña, el primogénito. Mientras que el cinco engloba los aspectos correspondientes a la sabiduría. Están el estudiante, el alumno, el discípulo, el pensador. En el seis se habla de la mujer y la manera en que ha sufrido el despojo y el abandono: “destruyen el fogón de su pecho”. Curiosamente, el poema termina en la novia maya. Esto me hace recordar a Bolom con La fiesta de la chichara. Un discurso ceremonial para matrimonio, pues está presente el discurso de pedimento a la esposa.


¿Por qué finalizar con la novia? En este y en el fragmento cuatro, la mujer y la niña se relacionan con el elemento lunar: “y celebra con su colorido hipil la luna sagrada”, en el fragmento 4 y “presurosa es su luna del k’am Nikte’”, en el último apartado. En La fiesta de la chicharra, la luna era el elemento que representaba la sabiduría y en La luz y otras noches de Florentino Solano la luna acompaña al poeta durante la noche. La sensación de despojo y resistencia permean todo el poema, pero al mismo tiempo se evidencian la riqueza cultural de una comunidad que lucha por sobrevivir ante el supuesto desarrollo. Terminar el poema con la novia que rompe el sonido quizá pueda significar el comienzo, el inicio de un nuevo ciclo.


DIbujos: Aldahir Tuut


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