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“Antes de migrar, defendimos el territorio”. Poesía, filosofía, cosmovisión y resistencia maya.

Texto: Sergio Prieto


“Antes de migrar, defendimos el territorio”.

Poesía, filosofía, cosmovisión y resistencia maya


Pedro Uc Be



Mi nombre es Pedro Regalado Uc Be, alias Lázaro Kan Ek, también conocido como el Siipkuuts. Soy teólogo, profesor y poeta maya, nacido en el seno de una familia maya monolingüe en Buctzotz, Yucatán, el 13 de mayo de 1963. Actualmente soy profesor en la Escuela de Creación Literaria en lengua maya del Centro Estatal de Bellas Artes (CEBA). Soy autor de ensayos y poemas publicados en algunas revistas, periódicos nacionales y antologías, y he sido galardonado en 5 ocasiones por mis propuestas en poesía y narrativa maya. Soy autor de las obras “U K’aay Siipkuuts” (El canto del Siipkuuts), “Yáanal Xya’axche” (Debajo de la Ceiba”, “U Yi’ij Chak Ixi’im” (Espigas de Maíz Rojo), y Resistencia del pueblo maya frente al despojo”, entre otras. Actualmente integro la Asamblea de Defensores del Territorio Maya “Múuch’ Xiinbal”.


Entre idas y vueltas: el sentir-pensar-actuar migrante de Pedro


Sobre el tema de la migración, que tú manejas y ahora que haces esta pregunta, es un buen momento para platicarlo contigo. Primero quisiera compartirte un poema muy apropiado, de mi autoría, “El canto del ch’ojóot” (pájaro carpintero), en su traducción al castellano:


Tu montanero vuelo entre las nubes, es metáfora migratoria.

Tu desesperada garra en el jobón, es símil de quien brinca barda de pueblo ajeno.

Tus amenazantes picotazos en el granero, son la parábola del hambriento.

Tu hábil escape del hormigón mercenario, es la alegoría de un sureño global.

Tu fallido cazador del huerto imperial, es la paradoja de un cazador de empleo.

Tu escape del pajarero capitalista, es la ironía de la libertad de un presta pueblo.



Creo que es importante mirar este tema desde lo más antiguo. Si la historia no nos miente, si la historia no nos vacila, si la historia es atinada, de por sí los mayas venimos de otros lugares, y nos asentamos aquí en la tierra baja y otra parte en la tierra alta, y como casi toda la humanidad es migrante, el caso del pueblo maya también. En lo particular, yo nazco y crezco en una familia maya en donde aprendo a cultivar la tierra como campesino, hablando en maya, pensando en maya y trabajando dentro de una cultura maya, creando y recreando, produciendo y reproduciendo en la cultura maya. Y hasta los 18 años es que por las circunstancias que se dieron, doy el primer paso migratorio. Me voy a estudiar a la ciudad de Mérida, dejando mi pueblo que es Buctzotz, y me voy a un encierro de casi 5 años, para estudiar teología. Y termino mi primera licenciatura. Después de este periodo, en donde también los fines de semana estuve visitando una iglesia para hacer mis prácticas en la ciudad de Ticul, pues estuve trabajando después de estos 5 años de estudio y prácticas, en la traducción de la biblia desde el español al maya. Después se me dio la oportunidad de coordinar un proyecto de educación teológica no formal en el sureste, incluyendo la península y Chiapas, estuve trabajando un buen tiempo y viajando por toda la península y en Chiapas principalmente en los altos. Este mismo trabajo, que tenía su oficina central en San José de Costa Rica, que se llama Centro Evangélico Latinoamericano de Estudios Pastorales, me permitió tomar cursos en Costa Rica y recorrer Centro América y otros muchos países en América del Sur. Esta oportunidad de conocer otros lugares, otros caminos, otros territorios, me permite entender mejor mi casa, mi familia, mi tarea y mis compromisos. Y bueno, por un tiempo importante estuve viajando, en EU pues nunca fui de trabajo formal sino fui, creo que fue en el 88, en una participación en un evento, y ahora que estuve en septiembre del año pasado (2019) para charlar en algunas universidades sobre el tema de la defensa del territorio. Estuve en Hong Kong en un evento muy grande del Consejo Mundial de Iglesias. Y en Chiapas me encontré con el trabajo pastoral de Don Samuel Ruiz, y fundé aquí en la península de Yucatán un trabajo que se conoce como Teología India, es un espacio muy rico, de encuentro entre los pueblos indígenas de Chiapas y los mayas de la península de Yucatán.


Hasta que en el 93 mis pies deciden estar un poco más fijos en un espacio mucho más reducido que es la ciudad de Ticul, y aquí me quedé 22 años a dar clases en una escuela, la escuela Centro Educativo Rodríguez Tamayo. Fue un periodo largo en que casi no viajé. Ahora hace 3 años que la escuela me despide por las cosas que creo y las que hago por lo que creo, me quedo sin trabajo en Ticul. También experimento o sufro la migración familiar: hay una especie de ruptura con mi esposa, y así ha sido también la migración, una ruptura con la iglesia, una ruptura con mi esposa, una ruptura con la escuela, y vengo aquí luego, a Buctzotz de nuevo, a mi tierra, a reestablecerme. Tengo casi 3 años de nuevo aquí en el pueblo, y estoy contento de estarlo y de viajar aquí alrededor de la península. Hoy no tengo el ánimo de viajar lejos, lo que más me llama la atención es seguir visitando las comunidades como lo he estado haciendo casi toda mi vida, ir de comunidad en comunidad e intercambiar los saberes con los hermanos, con los abuelos, con las mujeres, con los niños, y alimentarnos mutuamente. Y esta experiencia, y estas palabras, y este pensamiento y este sentimiento son los que se convierten en algunos versos, son los que se convierten en algunas líneas, y la intención es devolverlas en ese formato, o en ese molde, a los pueblos para retroalimentarnos, para enseñar a los niños y para mantener viva nuestra cultura y nuestra lengua. Esto es así a grandes rasgos mis pasos como migrante.


Lo que he visto, lo que he aprendido, lo que he sentido, porque me han compartido también este sentimiento, son como dos tipos de migración o tal vez tres, que me han llamado mucho la atención. Una primera migración que me llama la atención es por la búsqueda de la tierra: el trabajo que hice en QR, en el poniente de Bacalar, por un buen tiempo, me hizo pensar y reflexionar sobre muchas cosas. Porque la gran mayoría, por no decir todas, las comunidades que están ahí, son comunidades mayas de Yucatán, del centro, del norte y del sur de Yucatán, que tuvieron que salirse de sus pueblos e irse a buscar tierra a muchos kilómetros de donde originalmente nacieron. Y bueno esas tierras en esa parte de QR y Campeche hoy están pasando a las manos de los grandes terratenientes y los menonitas. Entonces este trabajo que hice me generó no sólo conocimientos sino también sentimientos, y también entender lo difícil que es para una persona salirse del lugar donde nació, y tener que caminar cientos de kilómetros para llegar a un lugar totalmente nuevo, con la idea de no regresar más a su lugar de origen, empezar una nueva vida bajo condiciones complicadas como la falta de agua, la falta de caminos, la falta de servicios, y porqué no la falta también de aprecio y del cariño de sus semejantes con los que nació, creció, y se desarrolló en su propio pueblo. Es también un aislamiento, la gente también se aísla, y si bien es cierto que logra su principal objetivo, que es cosechar, sembrar, cosechar, también es cierto que eso no les satisface del todo como ser humano, y no deja de ser esto un motivo de reflexión profunda como ser humano. Esta es una de las cosas importantes que me parece que aprendo y comparto con la gente del poniente de Bacalar, que me ha tocado trabajar con ellos algunos años, y todavía hoy, a pesar de que algunos ya perdieron esa tierra, siguen aferrados a esto, y otros han dado el segundo o tercer proceso migratorio, de dejar esa tierra donde han vivido por 20 o 30 o 40 años, e irse al otro lado de QR que es la Riviera Maya.


Aunque esto de la tercera o segunda parte de la migración en la vida de las personas es una cuestión de tristeza por la pérdida de la lengua, la pérdida de la cultura, la pérdida de la vida comunitaria, la pérdida de la cercanía también de los familiares, pues se entra en un mundo diferente, donde este mundo está diseñado por la cultura occidental, o por la cultura del capitalismo, en donde se promueve la uniformidad más no la unidad. Entonces esta uniformidad tal vez en una tabla de dos segmentos, en donde están los del poder, que mandan, y los vulnerables, que obedecen. Y así se configura me parece el problema que tenemos con esta parte migratoria. La otra razón que me ha tocado vivir, experimentar, ver y sentir, y llorar también, es el caso de los migrantes de la guerra. En Guatemala me ha tocado mirar situaciones tan lamentables en los 80, en donde la gente huye por las masacres, huye por la situación de los enfrentamientos entre la guerrilla y las fuerzas militares del gobierno, y bueno pues la gente tienen que salir, tiene que huir, tiene que refugiarse en otros lugares, y hasta el día de hoy hay en QR una comunidad indígena que se quedó en Maya Balam, que son migrantes de la guerra, y pues esto no ayuda mucho a entender la dignidad humana, sino a sentir, a probar, a sufrir la desgracia de abandonar forzosamente la tierra.



Estas dos formas de migración me han formado, o cambiado, la vida; me ha transformado en otra persona y también a entender mis propios pasos, mis propias veredas, y también mi trabajo. Tal vez una tercera migración es la muerte. La muerte, también para nosotros los mayas es migración. Mi padre se ha muerto y los mayas pensamos que esa muerte es solamente un cambio de lugar, es un cambio de espacio, es un cambio de condición, es un cambio de vida pues, como cuando dejamos originalmente nuestra tierra y nos vamos a otra tierra a mejorar nuestra vida, o por lo menos con la intención de mejorar esa vida. Entonces no sabemos realmente lo que pasa, pero sí sabemos, y sí entendemos, y sí celebramos, o por lo menos conmemoramos, con estos nuestros muertos cada 2 de noviembre que nos vienen a visitar, con sus candelas, con sus velas, con sus flores, con sus voces, con su bebida, con su comida, con su canto, y para nosotros esto también es migración. Lo vivimos, lo celebramos, lo conmemoramos, lo vivimos en el sentido familiar, en el personal, también en el comunitario. Entonces es un tema muy interesante porque parece que toda la vida, que es como un círculo, parece ser un círculo migratorio: todos los seres humanos, y los que vivimos, los que tenemos vida, tenemos una migración de la placenta para la tierra, y migramos de la niñez a la adolescencia, de ahí nos vamos a la juventud, de ahí a la madurez, y después nos vamos a ese lugar, que algunos deseamos y otros le tienen miedo. Pero son migraciones también que creo que no tenemos muy en cuenta pero que igual nos enseña, nos pone en perspectiva, nos hace sentir, nos hace soñar, nos preocupa. Yo creo que son muchas cosas lo que nos enseña, y así vamos de migración en migración, por diferentes razones.


Respecto a si se mejora o no en la migración, pues hay cosas que sí se mejoran, principalmente la cuestión económica que es una razón fundamental en muchas migraciones; muchas veces esa parte se satisface. Pero hay otras que son muy importantes que se dejan y que no se recuperan y que también son muy valiosas. También con esto se producen otras formas de pensar, otras formas de sentir, otras formas de actuar… algunos estudiosos le han llamado el “síndrome de Ulises”, que es un remordimiento y una angustia permanente por estar lejos de la tierra que te vio nacer, que no es el mismo color, que no tiene el mismo calor, que no tiene la misma consistencia, pero que tiene otros valores. Aun así a la mayoría siempre nos gusta regresar a esa tierra que nos vio nacer, aunque sea una tierra como esa que narra Juan Rulfo en Pedro Páramo, “una tierra caliente como el comal en donde los que danzamos, somos apenas unos muertos”.



Migraciones y fronteras


Una de las primeras cosas que te agradezco de estas conversaciones es que dentro de mis preocupaciones e intereses no había estado el tema de la migración, no se había antojado pensar la migración como un tema de gran importancia en la vida, aunque casi toda mi vida ha estado, así como de ave migratoria, de ida y vuelta, pero no me había dado cuenta. De hecho, cuando supe que tu especialidad era la migración, rápidamente me pregunté “¿qué se estará estudiando con este asunto? ¿De qué se estará hablando cuando se habla de migración?”. Me llamó la atención, es muy interesante cuando uno se plantea ciertas preguntas básicas, luego se da cuenta uno de que esto es un tema de mucha relevancia y me ha hecho pensar en muchas situaciones, en muchas realidades, y una que inmediatamente se me antoja es el estudio que hago de la Biblia. Yo estudié teología como primera carrera, y siempre hablé de un pueblo migrante, aunque no lo dije con esa palabra, pero eso es lo que es: el pueblo hebreo llega a Egipto para poder sobrevivir al problema de la falta de comida en los lugares donde estaba. Después de un tiempo y por las situaciones políticas tienen que salirse de Egipto para ir en busca durante 40 años de una tierra prometida, en la que fluye leche y miel, y en esa vida de migración pues pasan muchas cosas, entre ellas la más visible es el problema de la guerra: tienen que matar a mucha gente, a muchos pueblos, avasallarlos, despedazarlos, en el nombre y con el consentimiento de un dios, para posesionarse de las tierras. Entonces la migración me parece un tema que me llama mucho la atención y me parece muy interesante.


Una primera cuestión que se me antoja es ver las diferentes razones de migración, pues se me hace que uno de sus motivos es la ilusión misma. Yo recuerdo cuando era chamaco que tenía la ilusión de conocer muchos lugares, yo escuchaba que el mundo era muy grande y no me podía imaginar lo tan grande que es, y tampoco me podía imaginar cómo eran esos mundos. Y entonces se me hacía muy interesante conocerlo y estaba yo muy ilusionado de ir más allá de mi casa, más allá del rancho, de la milpa que conozco, y conocer las ciudades, conocer otros pueblos, otras gentes, escuchar otros idiomas, pues es la gran ilusión, salir y conocer. Esa alegría de hacer maletas y de saber que vas a un lugar desconocido es muy emocionante, sobre todo cuando hago mi primer viaje fuera de la península, que es en Chiapas, y encuentro un mundo desconocido para mí, que es el mundo de las montañas, de los ríos, de las cañadas, de un idioma que también es maya pero que no entiendo, vestidos típicos que no son los de mi pueblo, y bueno me encuentro con una ilusión satisfecha, disfrutada en muchos sentidos. Y esto que les contaba a mis hijos, en un momento les despertó también la enorme curiosidad e ilusión de viajar. El mayor pues tuvo la oportunidad de irse por su propia cuenta y de estar en algunos lugares muy importantes en España. Eso le ayudó a formarse mejor, a conocer otro lugar, a brincar los charcos, a ver las diferentes clases sociales y comportamientos, fue una experiencia que seguramente nunca va a olvidar. Entonces el tema de la migración como una ilusión me parece muy importante.


Otro tema que me parece muy importante es que yo creo que la migración debe ser un derecho. Hay mucha gente aquí en Yucatán que no conoce la capital de este país. No han logrado conocer ese lugar, y los niños cuando agarran un libro de primaria que hicieron en la ciudad de México y donde les hablan del metro no tienen idea de qué chingados les están diciendo. Este tipo de cosas nos limita, nos encierra, nos corta la visión, y me parece que las escuelas y el sistema educativo tienen una enorme deuda con nosotros en ese sentido. El derecho a la migración debería ser una parte de la currícula de la escuela en donde nosotros podamos aprender no por las pendejadas que dice el maestro, sino por lo que vemos, lo que tocamos, lo que observamos, por las emociones que nos genera el contacto que tenemos con esa realidad.


Otra razón que me parece importante de la migración es justamente la parte educativa, que no es una educación convencional sino es una educación como natural, derivada, como algo que nace con el solo hecho de estar en un lugar distinto. Yo recuerdo cuando estuve en el Perú, pues en Lima me pareció raro ver el mar frente a una tierra completamente pelada, desértica, con un polvorín enorme en las tardes con el viento fuerte, que es una realidad que yo no conocía, pero que me llamó mucho la atención, y que al volar a Cuzco y me bajé del avión no pude caminar porque me empecé a asfixiar por la altura que tenía, y me dieron mate de coca para levantarme y reaccionar y así visitar el sagrado lugar del cuzco y de Machu Picchu. Entonces como que todo este tipo de cosas educan, enseñan, y enseñan a valorar lo que uno tiene y no sabe muchas veces que son valores de verdad. Por ejemplo yo escuché mucha ranchera en el Perú, y pues aquí en Yucatán a nosotros no se nos da mucho las rancheras, y pues allá escucharon que era mexicano y me decían “échate una ranchera” y pues ellos sabían de rancheras mucho más que yo en ese momento. Y me contaron que cuando llegó el chapulín colorado allá, y los caquitos, les llevaron mercancía porque de verdad pensaron que eran pobres, y la gente hizo colectas para llevarles despensa y cosas así. Bueno toda una experiencia que pasé en el Perú. Y también por primera vez me motivaron para escribir un texto que sería publicable, me lo revisaron con gente muy experta, con un nivel de academia muy valiosa, y bueno la emoción tan rica que sentí de ver por primera vez publicado uno de mis escritos en un documento importante internacional, y también internacionalmente me estrené para dar una charla pública, académica, por lo menos con los académicos que estaban allí. En fin todo esto me parece que es parte importante de la educación de cada quien.



También me parece que la migración es un tema de amor. Muchas veces aquí es costumbre que una de las personas que se casa tiene que dejar su casa para irse a vivir en otra casa. Y hace muchos años era más común que la mujer dejara su familia y su casa e irse en la casa del novio, del esposo, y también eso significa un golpe muy fuerte en la vida. Muchas veces es muy doloroso, otras veces es un cambio positivo en la vida, a veces es un escape, a veces una desgracia, a veces se tiene que echar reversa, pero también eso es migración, y esta migración tiene frutos: ahí vienen los hijos, los nietos, se juntan otras familias, y como toda migración que se da, y donde hay un hombre y una mujer, o donde hay dos personas, pues se hace la sociedad, y esto es un poco lo que se da en este sentido. Bueno la migración genera una gran cantidad de sucesos, es un provocador, un detonante, una actividad como fábrica de máquinas que fabrica otras máquinas, y creo que es muy interesante.


Finalmente me parece que la migración más dolorosa es la de necesidad. Hay mucha gente que migra por necesidad y aquí en el pueblo la necesidad, como en muchos lados, es por la falta de mejores condiciones de vida: no hay trabajo, no hay comida, no hay un futuro, la gente no tiene casa, la gente no tiene recursos para sobrevivir, para educar a sus hijos, para tener garantizada un servicio de salud apropiado, entonces se tienen que ir. Acá en Buctzotz hubo una época en que se armaban equipos de 20-30 personas para irse a San Bernardino, California, y dicen que a día de hoy San Bernardino tiene una colonia de buctzotzeños, así como cuando viví en Tikul recuerdo como había grupos de 50-100 personas entre Oxkutzucab y Ticul que se iban a EUA, por una necesidad de trabajo, empleo. También están los famosos exilios por cuestiones políticas, y a veces uno es perseguido por su pueblo por hacer la crítica a los malos designios del gobierno y tiene que salir forzosamente y acogerse en otro país para mantenerse vivo y sobrevivir, aunque esto genera lo que llaman el síndrome de Ulises que ya mencioné. Y bueno la migración muchas veces es también de ayuda, hoy vemos como nuestros hermanos que están en EUA mandan una gran cantidad, muchísimo dinero para la sobrevivencia de los que todavía estamos por acá, y eso implica parte de la vida de este país, es una cantidad importante que entra gracias al trabajo que ellos hacen. Pero esto ha significado dejar familias, dejar niños, desintegración y rehacer familiar, hacinamiento, la situación de la vivienda es malísima, la gente tiene trabajos en la mañana y en la tarde, o un trabajo en la semana y otro para sábados y domingos, y los riesgos de la droga y el alcoholismo, todo esto implica también el ser migrante, además de enfrentarse a una lengua desconocida, extraña y que uno se ve en la necesidad de aprender. Todo esto es una migración por necesidad.


Sobre la cuestión de las fronteras, yo creo que las fronteras son un invento del poder, del egoísmo, un invento del capitalismo, del sentido de apropiación, de sentirse dueño, de ser un dios único, de ser un dios poseedor de todo, y pues en la conquista vimos que llegaron y pusieron aquí fronteras políticas. Porque nuestras fronteras eran más culturales, y no eran necesariamente políticas. Aquí en la península de Yucatán está muy clara, nuestra frontera tiene que ver con la península, con una parte de Belice que hoy es un país extraño. Pero además estas fronteras de hoy las amurallan, nos impiden estar, por eso yo decía que esto es lamentable porque la migración debe ser un derecho, un derecho a educarse y a disfrutar esa ilusión que de repente tiene uno. Migrar es vivir, así como también es morir. Yo creo que las fronteras no tienen sentido, lo estamos confirmando con el virus, me gustaría que Trump le ponga una barda al coronavirus para que no pueda pasar y seguramente el pendejo no lo puede hacer y el virus nos está mostrando que no tiene fronteras y que las fronteras las hacemos los humanos para romperle la madre o al padre al que es más vulnerable que nosotros. Entonces en ese sentido creo que es algo que tenemos que denunciar, como la migración por derecho y que debe ser promovida para bien, y no por necesidades ni persecución ni amenazas.



Migraciones actuales de los pueblos mayas.


Quiero concentrarme en cómo se anticipa el presente y el futuro de los jóvenes mayas frente a los centros urbanos desarrollados que son en algún momento el motivo de la migración. A mí me parece que sí hay la ilusión de ir a estos lugares, existe la ilusión de los jóvenes, hombres y mujeres, de ir a estos lugares a estar, a conocer, a estudiar, y tal vez a ser parte de su vida. Primero porque es una cuestión distinta, segundo porque existe el mito de que allá la vida puede ser mejor, que se puede ganar dinero y se puede consumir como muchos otros consumen. Y esto también tiene raíz, me parece, en la propaganda que la televisión se ha encargado de difundir, de generar, en los pueblos, en las comunidades, para hacerles ver o convencerles de que estas sociedades de consumo, de exacerbado lujo, es la sociedad de valor, válida, eso es la vida: consumir. Y un poco parafraseando a Descartes, “consumo, luego existo”. Entonces esto es parte de la motivación que tienen los jóvenes para esto. Y creo que lo peligroso es plantear un mundo en donde se pueda mirar una sola plancha, es decir, un mundo uniforme, y no un mundo unido.


Esto es lo que me parece riesgoso. Aquí, si los pueblos mayas tuviéramos la oportunidad de digamos, de desarrollarnos de acuerdo a nuestro propio pensamiento, yo creo que tendríamos espacios desarrollados desde otro punto de vista, en donde tal vez la vida, la comida, la salud, la diversión, el arte, la ciencia, sean lo más privilegiado en medio de una naturaleza verde, con sus aguas limpias, con su aire puro, y porqué no soñarlo con el respeto irrestricto de los derechos humanos. Desde una cultura originaria, desde una cultura maya. Si esto nos permitieran hacerlo, no tendríamos nada que desearle a Occidente, más que mirar la diferencia que ellos tienen: pero no desear ser como ellos, no desear sus formas de vida. Los intercambios humanos, sociales, son muy válidos, pero tienen que ser intercambios desde el respeto, desde el reconocimiento del otro, desde la intersubjetividad que me parece importante y tal vez lo que otros llamarían interculturalidad. Así como en un país podemos ser un país pluricultural, pero con autonomías propias, con sistemas normativos propios, con visiones filosóficas propias, y que forman parte del conjunto de valores humanos, de los derechos humanos, y que sea universal el respecto humano, yo creo que la diversidad en ese universo o universalidad debe ser algo que puede enriquecer al mundo y puede generarle mayor futuro. Y yo creo que hace falta motivar el pensamiento en los jóvenes, y no motivar el que conviertan sus manos en piezas robóticas que construyen otras máquinas.


En ese sentido me parece que es importante trabajar, generar reflexión, nuestros jóvenes y niños de hoy, nuestros niños de mañana, deberían disfrutar el derecho de pensar, de pensarse, de pensar su entorno, de imaginar su vida a corto, mediano, y largo plazo. Y no se vale que desde el momento que nace, o desde antes de nacer, le llenan su cabeza de un desarrollismo capitalista individualista egoísta imperialista, y muchos otros -ismos que convierten al hombre en conejillo de otros hombres. Entonces, me parece que eso tendría que terminar, o por lo menos lo tendríamos que enfrentar, que criticar, y porqué no, combatirlo también.


Pero se necesitan centros de reflexión, se necesita una escuela, y no edificios donde entrenan a los animales, sino espacios donde el ser humano tiene la oportunidad de formar pensamientos, de construir pensamientos, de jugar a ser dioses. En donde podamos inventar nuevos colores. En donde podamos inventar nuevas formas de organización. En donde podamos pensar que la unidad es algo que se construye con la diversidad y con el respeto que se tiene a esa diversidad dentro de un mundo de valores que tiene que ver fundamentalmente con la vida. Tal vez si derrotamos ese antropocentrismo que nos imponen y trabajamos en un biocentrismo, creo que eso ayudaría mucho a darle un rumbo distinto a esos jóvenes que hoy miran los edificios como grandeza, y no lo miran como pobreza. Porque muchos edificios grandes están habitados por miles de gentes que no tienen un metro de tierra como patio, sino son solamente un cuarto de cocina, o un dormitorio y un baño. Y ahí es donde hacen todo. Y eso me parece equiparable a una cárcel, una cárcel que no le cuesta al estado pero sí le sirve mucho para la domesticación de los ciudadanos que creen que son libres en espacios de esa naturaleza, en donde hoy, confinados por una pandemia, comienzan a volverse locos.


Esto es lamentable: me parece que eso no es libertad, me parece que no ver a los pájaros, que no ver los árboles, que no sentir el aire fresco y no mirar una planta de maíz que crece y florece me parece que eso no es vivir. Es una perspectiva que se da aquí, que creo que debemos cultivar, que debemos reflexionar y pensar y recrear con nuestros jóvenes, porque creo que mucho de nuestros mitos, que así les llaman los occidentales (nosotros le llamamos historias), muchas de nuestras historias, de nuestras celebraciones, de nuestras creencias, y de la convivencia que tenemos con nuestros propios dioses, que se equivocan y lloran igual que nosotros, nos permiten hacer una vida mejor, una vida que no está basada en el supermercado, sino está basada en la comunidad y la comunalidad. Y si en medio de esta forma de vivir se dan los intercambios que tal vez no se llamarían migración, por la noción negativa o peyorativa que tiene la palabra migración el día de hoy, yo creo que sería alentador, sería un futuro con esperanza o por lo menos un imaginario en el que la vida puede ser mejor que esta que llevamos.


Es así como la veo, es así como en parte la entiendo. El detonante de la migración que no sea el hambre, que no sea el desempleo, que no sea la sed, que no sea la persecución política, que no sea el brincar fronteras porque alguien que es más que carne y hueso, sino la explotación y la misma muerte sea la que te persiga. Sino el detonante de la migración que sea el motivo más humano que pueda haber, de encontrarnos para celebrar y celebrar la palabra, celebrar la música, celebrar los colores, celebrar el arte, celebrar el baile, celebrar el sueño. Si eso es el detonante, bienvenida y maravillosa sea la migración, y que deje de ser un motivo de dolor y sea un motivo de celebración. Así que pensar y alabar las ciudades supuestamente modernas, yo creo es un gran error: todas las ciudades, al menos las que yo conozco (HongKong, San Francisco, Sao Paulo, CDMX) que son centros enormes de riqueza, también son grandes centros de pobreza. No me gustaría mucho llamarle modernidad a eso: me parece que es primitivismo, porque en la vida primitiva por lo menos, o todos estaban jodidos o todos estaban bien. Pero esto es algo pre-primitivo, porque unos están muy bien y tienen mucho más de lo que necesitan, y eso lo usan para aplastar a los que no tienen. ¿Qué tipo de modernidad puede ser esto? ¿A esto le llamamos modernidad? Me parece que también es un lenguaje inhumano, es una forma grotesca de referirse a una sociedad que saca provecho explotando a los que están más abajo.


¿Cómo influyen este tipo de personas en los jóvenes? Bueno, hoy vemos en las universidades cómo salen empresarios como Salinas Pliego, o como el mismo Alfonso Romo, o Carlos Slim, a decir “yo sí soy el chingón, véanlo, yo vengo a decirles aquí, piojos, como yo tengo lana y soy emprendedor y ustedes deben ser emprendedores también”. ¿Qué mensaje es este que le damos a los jóvenes? Les estamos diciendo “aprendan ser hijos de la puta madre, o del puto padre, porque es así como se hace”. Es otra manera elegante de decir “el que no transa no avanza”. Es otra forma de decir “el pobre político es el político pobre, o al revés”. Entonces me parece que la influencia de la escuela, de la iglesia, de los partidos políticos, de los medios de comunicación, y las universidades, así se llamen del sur, me parece que entre sus científicos algunos han venido a defender la destrucción de la tierra amparados en un título, para decir que aquí todo está muy bien con este desarrollo de sembrar semillas transgénicas y que los pobres indios somos pendejos que no entendemos qué cosa es el desarrollo. De qué escuela hablamos, y porqué el pinche CONACYT está financiando estas mierdas. Digo, me encabrona un poco y comienzo a utilizar palabras técnicas, científicas, pero creo que es necesario porque esto mueve emociones y no es solamente un chaqueteo, tiene que ver con la vida, y tiene que ver con los valores. Y yo creo que es importante, si no se respeta lo que nosotros vivimos como pueblos mayas, no esperen que nosotros los respetemos.



El retorno (¿forzado?) a las comunidades


La verdad es que este tiempo tan raro y tan cotidiano a la vez, nos lleva a pensar, revisar, y modificar algunas cosas. Entonces no es un tiempo perdido, más bien es hasta un tiempo de reencuentro, y eso tal vez debe tener alguna relación o sentido con el contexto en el que uno vive y se mueve. No ha sido la situación de otros que no pueden trabajar, aunque quieren hacerlo, y el no trabajar les impide comer o por lo menos desarrollarse como lo habían venido haciendo en otro momento de su cotidianidad.


Respecto a las personas que habían salido de sus pueblos, en su mayoría jóvenes, y algunos no tan jóvenes, para ir a trabajar a diferentes lugares, como Cancún, o la Riviera maya, y que han tenido la necesidad de regresar ahora en este tiempo del coronavirus a sus casas y comunidades, y sobre todo si regresan como Caín, o tal vez como Esaú, buscando un plato de frijoles, esto podría ser una situación complicada. Entonces están los Caín, los Esaú, que vienen en busca de los Abel y de los Jacob. Y ese oportunismo y egoísmo vuelven a aparecer en una sociedad que de por sí está enferma, una sociedad donde la preocupación real tal vez no es la enfermedad del cuerpo, sino la enfermedad del corazón, es la enfermedad del espíritu, esa sí es una situación que preocupa. Efectivamente sí están llegando a las comunidades, y una primera situación que se da es el ser vistos como una carga más en la casa si no traen dinero: son vistos como sospechosos de contagio, como los antiguos leprosos que deben permanecer en las cuevas de las afueras del pueblo para no contagiar a los demás, y con la desesperación de buscar alguna actividad que les permita ganar unos centavos y sobrevivir.


Creo que esta situación muchas veces nos pone a prueba para saber qué parte de nuestra humanidad está avanzando y qué parte de nuestra humanidad está en decadencia. Aquí lo fundamental en estos días de encierro, no es quizás el conseguirte el televisor, el coche, la cuenta bancaria, aquí abajo lo que se trata de conseguir es la comida, el desayuno, o la cena. Eso es lo primordial. Y eso es lo que nos enfrenta, eso nos enferma, eso nos aflora el espíritu destructivo que hay en nosotros. Y dejamos de mirar a los otros como humanos, y comenzamos a ver únicamente en ellos lo que nos puede servir, y tal vez ver en cada uno de los más débiles un peldaño de la escalera para subir y alcanzar en el palo encerrado el premio que está hasta la mera cabeza. Entonces esta situación social, económica y política, es resultado, me parece, de un sistema integral que se ha dedicado a producir basura, basura humana, basura de carne y hueso, productos desechables. En los seres humanos, formados por este sistema educativo, por este sistema mediático, por este sistema religioso, por este sistema inclusive de arte, si es que se le puede llamar así, han producido un valor, que es el dinero. Porque hasta el arte sólo es arte si lo decide el dinero, y no es arte porque sea una creación sui-géneris como debe ser toda creación. En fin, el problema entonces de la gente es grave por la situación de la comida, y que si este tiempo de encierro se prolonga yo creo que vamos a tener otro tipo de problemas en donde la gente no se va a morir, si no se va a comenzar a matar. Se va a matar suicidándose, o se va a matar asesinando al que tenga a su lado para poder comer de su carne y beber de su sangre.

De ese tamaño está la deshumanización, la enfermedad nuestra, cuando no hay equipos de salud o sanitarios en los hospitales, no hay médicos, tampoco hay hospitales en muchas comunidades… pero eso no es lo prioritario, por eso esta sociedad está descompuesta en ese sentido. Los jóvenes que regresan, los Esaú, los Caín, desde este encierro laboral, encierro de la esclavitud moderna, regresan con las manos vacías. Pero bueno, estos jóvenes que hoy regresan de entrada en algunos pueblos, los ubican en lugares apartados de la comunidad durante 14 días, para asegurarse de que no están infectados, y la misma familia le tiene miedo, no quieren acercarse, y esto es un enfrentamiento de nuevo con esta realidad, una realidad complicada y difícil.


Los que han resistido y los que hoy llevan una vida relativamente normal, son los campesinos que todavía han logrado proteger su tierra, que han optado por mantenerse en su tierra, sembrarla y cosecharla. No necesitan ir al super: tienen maíz, frijoles, tomates, cebolla, ibes… tienen todo lo que se siembra en la milpa y tienen para comer. Entonces, su vida no es una vida de mucho consumo, sobre todo de artículos modernos, pero es una vida estable, porque los grandes televisores y los celulares caros no los podemos comer. Como quiera que sea, en los pueblos hay siempre un espacio en la comunidad, en las comunidades todavía tenemos las raíces, importantes, vivas, de los pueblos mayas, de ese gran árbol de la ceiba. Y eso sale a aflorar y muchos logran reconocer en sus migrantes, de nuevo a su familia, a su color, a su propio maíz. Y a su propia simiente. Entonces, hay así como una especie de reacción bipolar en las comunidades: por un lado, jaloneados por el egoísmo del capitalismo, y por otro lado señalados, acusados o denunciados por esa raíz más profunda de la comunidad y la cultura maya, que es generosa, que es pródiga, y que tiene siempre en su caminar, pasos comunitarios. Esto es esperanzador y ojalá que en estos tiempos podamos fortalecer esta parte y nos haga pensar en la importancia que tiene el cobijar siempre a los nuestros, el tenerlos cerca y saber que ellos también, o muchos de ellos, han mandado su dinero a la comunidad para mejorar la vida de sus familiares, y bueno esa vena, esa raíz, no esa rota aunque muchas veces ha adelgazado tanto pero hoy vemos que no está{a rota, y que tal vez el agua de nuestros cenotes más sagrados lleguen hoy para generarle mayor fuerza a esta forma de vivir que puede ser un aporte de valor para el mundo de hoy.



La “nueva normalidad”: megaproyectos en la Península de Yucatán


Respecto a este tema, veníamos librando una batalla fuerte con los megaproyectos de cerdos, que son unos proyectos enormes de granjas porcícolas en que se crían hasta 50mil cerdos y que muchos de los deshechos están canalizados hacia los cenotes: son espacios de contaminación fuerte del suelo, del agua, del aire, y es un problema grave contra el agua, y por supuesto en contra del territorio. Igual que las energías llamadas limpias, que no son tan limpias porque en nombre de ellas arrebatan el territorio del pueblo maya, deforestan miles de hectáreas, desnudan la tierra, y le arrebatan a los animales que viven ahí su propia casa, acaban con las flores que producen miel para las abejas, y lo peor es que eso no va a volver a darse en unos años como sucede con nuestra forma de vivir cuando hacemos la milpa. La milpa se hace y se siembra durante 3 años el espacio trabajado, y después se deja descansar a la tierra y se reforesta solita. En este caso, una vez que las empresas empiezan a desarrollar sus proyectos comerciales, prácticamente hay un despojo y la gente no puede volver a tomar decisiones sobre esa tierra y menos trabajarla y hacerla producir para su propia vida, y esto es uno de los problemas que tenemos.


Ahí está también el turismo verde, que arrebata las zonas turísticamente explotables, como las zonas arqueológicas, las lagunas, los cenotes, y también son parte del problema. Y están los monocultivos de soya transgénica, que es otro de los proyectos grandes que vienen a ocupar el espacio, y ahora pues el tiro de gracia es el Tren Maya, que el propio presidente está imponiendo. Pues nuestra lucha era contra las empresas, y sigue siendo. Pero ahora ya no va a ser solamente contra las empresas, sino contra un proyecto del estado. Si antes las empresas nos atropellaban, pues ahora el estado es el que nos está atropellando. Y lo digo así porque las mismas formas, las mismas medidas, las mismas mañas o manías, los mismos vicios de los sexenios pasados son los que se aplican en los modos del llamado TM. Entonces nosotros estamos en contra de esto porque no es un beneficio para las comunidades. Aunque lamentablemente hay mucha gente que cree que sí, ha abrazado el discurso oficial, un discurso que ha sido engañoso, falaz, que han usado el PRI y el PAN en el pasado, pero que hoy, por la desinformación de mucha gente, y por la falta justamente de un proyecto ejecutivo completo sobre el proyecto TM pues la gente desafortunadamente no tiene muchos elementos para argumentar. Entonces nosotros estamos frente a todos estos megaproyectos diciendo prácticamente lo mismo, toda vez que como Asamblea de Defensores del Territorio Maya “Múuch’ Xíinbal”, nosotros no vendemos la tierra ni la rentamos. Porque la tierra que es el lugar donde vivimos, donde nacimos, donde nos creamos y recreamos la vida, donde producimos, es una tierra que nos liga espiritualmente con ella y genera un espíritu comunitario. Esto no lo entienden los empresarios, no lo entiende el Estado, tampoco lo entienden muchos indígenas que han decidido transitar por el folclorismo. Y esto es justamente la máscara que usa el gobierno para justificar la conformidad de los indígenas con sus proyectos. Pero nosotros decimos que si no tenemos territorio pues no es posible conservar la cultura, no es posible conservar la lengua.


La gente que se va a trabajar en Cancún, Cozumel, dejan de hablar la lengua maya, dejan de comportarse como mayas, dejan de convivir como pueblos mayas, y se pierde la identidad, la cultura, la lengua, y se convierten en cualquier esclavo, en un esclavo de las grandes empresas que hacen los trabajos más despreciables y más mal pagados, y que también son usados como carne de cañón por la delincuencia organizada, en donde los usan por el narcotráfico, para robar votos por los partidos políticos, los usan criminalizándolos por diferentes razones, y bueno en el tiempo de elecciones pues vemos cómo hay delitos electorales y finalmente los que son acusados y llevados a la cárcel por delitos como la falsificación de credenciales, quema de urnas, o violencia en las casillas, pues muchas veces son esta gente. Y los autores intelectuales de todo esto, que son los líderes de los partidos políticos nunca aparecen, nunca son responsables. En fin, a esto le llaman progreso, a esto le llaman desarrollo, a esto le llaman mejorar la vida de los pueblos mayas. En realidad, el discurso de combatir la marginación es un discurso tan falso, tan hueco, tan vacío, ofensivo y burlesco, porque este discurso no se sostiene frente a una observación más o menos detenida porque si vemos quienes han prosperado en la Riviera maya son los inversionistas, los dueños de hoteles, restaurantes… pero difícilmente encontremos a los mayas como dueños de los hoteles o de los restaurantes. O dueños de las líneas de autobuses, o de las líneas de transporte o algo así…



“Múuch’ Xiinbal”, la defensa del territorio y la cosmovisión maya.


Entonces esto es lo lamentable, porque la marginación no se combatió, sino se combatió a los marginados, y una manera de combatirlos es quitándoles la tierra, es esclavizándolos de nuevo, y es que se mueran si acaso bajo un número o estadística porque no tienen nombre, apellidos, y no hay memoria que los registre. En cambio, los políticos, los líderes de los partidos políticos, los diputados… son estos que tienen nombre, que aparecen como los salvadores de la sociedad en los periódicos y televisoras pagadas por ellos mismos. Entonces todo esto genera una movilidad impactante, definitivamente cuando la gente se queda sin tierra pues tiene que migrar. Pero también hay otra razón, porque la tierra muchas veces ya no se puede trabajar como antes por las plagas, por la falta de lluvia, por el cambio climático, por muchas razones la tierra ya no produce como antes. Hay maneras que son más trabajosas, más laboriosas, que implica producir en la tierra, pero para esto se necesita también nuevas técnicas y nuevas herramientas. Pero la gente no tiene muchas veces la herramienta y tampoco la técnica para esto, entonces ahí está el abandono. ¿Pero cómo vamos a cultivar la tierra con un tren? ¿Qué vamos a vender a los turistas que van a venir, si no tenemos productos? Los que van a vender son las empresas como en Chichen Itzá o Uxmal, que está controlado todo por las empresas que venden artesanía china en todas partes. Entonces esto de combatir la marginación se ha venido diciendo desde hace muchos años, y entra un presidente que se dice de izquierda y usa el mismito discurso pero igual con gente que le llamó durante sus tantos años de campaña como mafia del poder. Y bueno pues lo que no habíamos comprendido es que él quiere formar parte de esa mafia del poder, y una vez que fue admitido él hace estas cosas.


Estoy seguro que si él estuviera en la oposición hasta hoy, estaría en contra del TM, estaría en contra de muchos de los proyectos que él mismo está haciendo en estos momentos. Pues esto es el problema. Nuestra lucha ha sido legal, nosotros lo que hacemos es ir a los pueblos y llevar información, leer y discutir, contar, generar la reflexión y los pueblos toman sus decisiones, y nada más. Esto es lo que hacemos, y la gente decide manifestarse y lo hace, o nos pide a ayudarlo a manifestarse lo hacemos. Si la gente quiere imponer un amparo, lo hace, lo ayudamos a hacerlo. Si la gente quiere hacer una denuncia pública en un periódico, radio, TV o conferencia de prensa, nosotros ayudamos a la gente a hacer esto. Esa es la lucha, eso es lo que hacemos frente a estas grandes empresas. Pues en esas dinámicas estamos, o estábamos, en donde la lucha pues tiene matices también, hay muchas organizaciones que parecen defender a los pueblos pero en realidad son organizaciones que se han especializado en buscar recursos para sus propios fines. Y en nombre de los pueblos y las comunidades bajan recursos a las fundaciones y muchas de las fundaciones capitalistas pagan para que las ONG les generen información sobre mapeos, diagnósticos, y esta información finalmente cae en las manos de las empresas y ya se dan cuenta cuales son las riquezas que hay en nuestros medios y nuestros territorios, y vienen y nos las llevan. También contra estos nosotros luchamos, y no es sencillo.


Por eso en la asamblea hemos decidido hacer trabajo voluntario, nosotros no cobramos, nadie tiene sueldo entre nosotros, y lo que hacemos es cooperarnos o de repente alguien nos hace un donativo para sacar copias, participar en un taller o algo así, pero nadie tiene sueldo, no tenemos oficina, equipo, medios de transporte. Pues somos un colectivo de personas de diferentes comunidades que estamos preocupados por esto, y como lo he mencionado en algunos foros, sabemos que es un problema no tener dinero, pero si tenemos dinero, el problema se duplica, entonces preferimos quedarnos con un problema solamente. Pues así trabajamos todos voluntariamente con esto, que queremos que sea una lucha legítima, de los pueblos, no es una lucha de extraños que llegan al pueblo, sino queremos que sea una lucha de los mismos pueblos, que ellos sean los que se dan cuenta de cómo suceden. Porque a veces cuando llegan los acompañantes en realidad son intermediarios que en nombre de los pueblos bajan recursos del mismo gobierno (CONACYT, SEMARNAT, etc.) y en nombre de las comunidades la manejan y usan, pero nunca informan a la comunidad de cuanto dinero se les dio y cómo lo han gastado. Todo esto es un problema serio que se da entre nosotros también como pueblos indígenas, y están también los folcloristas que venden su folclor, sus performances de fuego nuevo, de bastón de mando, de toda esta basura que le sirve mucho al estado. Pues es nuestra lucha y también esto es movilidad, también esto es migración, y es una movilidad/migración que es muy fuerte, muy acelerada, damos muchas vueltas, giramos mucho, nos vamos a los pueblos, a los juzgados, a los tribunales, dialogamos, nos reunimos, escuchamos, miramos, escribimos, denunciamos, hacemos foros… y es una movilidad que muchas veces pone en riesgo nuestra vida: hemos recibido amenazas de muerte por esto, porque así es la costumbre de las empresas, usar la delincuencia organizada para apagar nuestras voces y arrebatarnos la tierra.


Esta colonización pues empezó hace más de 500 años y la seguimos padeciendo, y es de las migraciones que ha tenido diferentes nombres: para nosotros es una conquista y un atropello de lesa humanidad que no debió ni debe ser así. Para otros es el encuentro de dos mundos, y para otros es un favor que nos hicieron a los indígenas o nativos. Nosotros sí queremos convivir con todos, hasta el día de hoy los pueblos originarios se caracterizan por tener un generoso corazón con los demás, de abrirle a los otros la puerta de su casa, compartir su pan con la gente que le hace falta, y lamentablemente toda la estructura como son las leyes, como son la religión, como son los medios de comunicación, el gobierno, todos confabulados para desaparecernos y acabar con esta parte que somos nosotros y que creemos que somos una parte de la diversidad que el mundo debería conservar, y que si se conserva el arcoíris, o se conservan los colores, o las diferencias, tendremos un mundo muy rico, mucho más rico, y claro, esto nos permite hacer esta reflexión. Nosotros y nosotras estamos aquí dando la batalla, tratando de sobrevivir y de fijar nuestros pies en nuestro territorio y esperemos dejar una buena huella para nuestros hijos y que ellos aprendan a cuidar esta tierra y a conservar su lengua, su cultura, su forma de vivir.




Antes de migrar, defendimos el territorio
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