LAS DETONACIONES DEL TREN EN LA COMUNIDAD MAYA
Libro - Levantamientos populares. Lo que está pendiente
Publicado en Cátedra Jorge Alonso
LAS DETONACIONES DEL TREN EN LA COMUNIDAD MAYA
1.- Pérdida de tierras:
El despojo del territorio maya es una de las primeras acciones de la conquista y colonización que empezó hace poco más de quinientos años, ha sido confirmado tanto por ese evento llamado independencia como la mentada revolución, en nombre del rey, del papa, de la ley, de la democracia, de Dios, de la soberanía, del nacionalismo o de cualquier otro nombre que funcione para dicho fin. Los mayas hemos sido víctimas y seguimos padeciendo el despojo de nuestro territorio, el actual gobierno dice que es para desarrollarnos, para cambiarnos la cara, porque esta que tenemos no le gusta, no atrae seguramente al turismo de masas, además dice que es para sacar a la Península de Yucatán de la marginación, de la pobreza y del atraso. Lo cierto es que en torno al llamado proyecto “tren maya” hay una explosión de eso que se conoce como especulación de tierras.
Muchos ejidos en la Península de Yucatán rechazaron la oferta del PROCEDE que les ofreció certificarles sus parcelas para que pueda cada ejidatario contar con el dominio pleno de las hectáreas correspondientes a cada individuo, así que la propiedad de la tierra sigue siendo en muchas comunidades, espacios colectivos o de uso común como lo defienden los ejidatarios.
Al comenzar los trabajos del tren “maya”, el gobierno encabezó en la práctica, el despojo de nuestro territorio maya, comprando y expropiando miles de hectáreas de tierra que forman parte de nuestro territorio, de tras de él llegan desesperadamente sus empresarios consentidos para la rapiña, a día de hoy, las playas, los cenotes, los sitios arqueológicos, las lagunas, los manchones de selva están siendo ocupadas por los empresarios del ramo inmobiliario y turístico para la construcción de corredores turísticos de alto impacto, se pueden mirar grandes y elevados condominios, hoteles y restaurantes que ofrecen un tipo de confort amigable con el medio ambiente para los miles de turistas que consumen no solo comida y agua sino todo tipo de drogas que terminan diseminados en el manto freático de las Península de Yucatán en lo que se ha descubierto restos de cocaína en aguas de los cenotes cercanos a Cancún y la Riviera maya.
La tierra para el maya no es tierra, es territorio, no es recurso, es el centro de vida donde nacemos, crecemos y creamos comunidad, esa comunidad que no se limita a un conjunto humano, sino a los animales, a los pájaros, al espíritu de la noche y del día, a la lluvia, al sol, a las piedras, a nuestros muertos y a nuestras madres creadoras y padres creadores, por eso para nosotras y nosotros los mayas que seguimos fuera de las cárceles llamados museos del mundo maya, la tierra no se vende ni se renta ni para un tren aunque le mal llamen maya.
La tierra maya de la Península tiene manos de niña, tiene pies de niño, tiene leche materna, tiene milpa, tiene maíz, tiene plumaje de pájaros, tiene color de jaguar, tiene semilla de dignidad, tiene madre en la ceiba, tiene padre en Yuumtsil, tiene ritos, tiene aroma de lluvia, tiene agua en sus cenotes, tiene lagunas y tiene memoria en nuestro pensamiento; se equivocan los que en nombre de la izquierda, usada pragmáticamente, diseñan una estrategia para implementar un proyecto neoliberal como es el tren maLLa (así lo escribimos) cuyo signo principal es el ecocidio y el mayacidio ejecutado por un autoritarismo que mancilla la Constitución Mexicana y los estándares de los derechos humanos reconocidos internacionalmente. La tierra es cada niña maya, la tierra es cada mujer maya, la tierra es cada abuela, la tierra es la comunidad maya; no es lastimándola como se hace justicia, no es partiendo su corazón como se procura su salud, nosotros decimos que se tiene qué empezar por el respeto, por reconocerse parte de ella, de su color, de su aroma, de su fuerza, de su óol, de su espiritualidad y de la vida que nos brinda en cada uno de sus granos de maíz.
La voz oficial ha dicho que el tren maLLa va a detonar el desarrollo, lo que nosotros miramos es que ha detonado la pérdida de las tierras.
2.- Conflictos intercomunitarios:
Se ha anunciado por la voz oficialista que el tren maLLa tiene por objetivo conectar, hacer conexiones entre los Estados del sureste entre sí y también con el resto del país. La paradoja es que lo primero que ha detonado son las divisiones intercomunitarias entre los pueblos originarios de la Península de Yucatán. La polarización que tenemos hoy en las comunidades empezó con la visita de los personeros de la empresa estatal constructora del tren a los comisariados ejidales para que cedan los cientos de hectáreas que necesitan para construir las vías de su tren neoliberal. La presión, la amenaza, la corrupción, la manipulación, la mentira y el chantaje fueron algunas de las estrategias que FONATUR ha usado para apropiarse de las tierras mayas y así consumar el despojo que hemos venido padeciendo desde hace más de quinientos años.
Entre los resultados de estos abusos están los señalamientos que la comunidad hace de su comisario abyecto, corrupto, mentiroso, vendido etc. luego las familias comienzan a conflictuarse entre sí porque si bien hay quienes se hacen cómplices de los líderes ya corrompidos, también hay hombres y mujeres de maíz que aman la tierra. Los conflictos pasan de ser palabras agresivas a romper el tejido comunitario, los vecinos que por costumbre ancestral se comparten un plato de comida por lo menos dos veces por semana ya dejan no solo de dirigirse amable y respetuosamente la palabra, sino dejan de mirarse y menos a los ojos, dejan de sentir el afecto comunitario y familiar que caracteriza la cultura de las comunidades mayas, las asambleas ejidales se convierten en un tipo de poder legislativo donde reina el interés personal, la hipocresía, la mentira y el golpeteo grotesco.
Los campesinos que iban juntos por el mismo camino a la milpa, a la parcela o al ranchito, ya no quieren encontrarse con el compañero con quien por años había transitado ese sendero, porque el primero acusa al segundo de estar en contra del tren maLLa que será de gran beneficio según lo dicho por el presidente de la República, el segundo acusa al primero de ingenuo por no informarse mejor, por traicionar la vida del territorio, que un tren no puede sustituir la bondad de la tierra que es la que nos da la vida, así las discusiones y posiciones políticas en torno al proyecto que ha venido a generar conflictos que han roto el kolóojche’ de la casa, de la comunidad.
Las mujeres que se acompañaban para llevar su nixtamal al molino ya no lo hacen, la primera es protren y la segunda es antitren, la primera se va al molino más temprano que la segunda con tal de evitarla, de evitar las malas miradas de desprecio, las indirectas, las muecas de agresión. La primera cree que de verdad mejorarán la red eléctrica de la comunidad, que mejorarán las instalaciones de la escuela y la educación y sobre todo que se construirá un hospital en la comunidad para que sea atendida dignamente la salud como se les ha prometido por los constructores del tren; la segunda afirma que nada de esto sucederá, que es una mentira con tal de que le arrebaten la tierra, el agua y la selva a la comunidad, esta discusión ha roto la fraternidad y comunitariedad de la que gozaban las familias de la comunidad.
Los niños y niñas en la escuela transportan el conflicto de sus padres a sus espacios propios, ya no juegan juntos a la hora del recreo, ya no comen juntos las tradicionales empanadas que siempre habían compartido, porque el primero es protren y el segundo antitren, lo más grave es que ya no se reúnen en los equipos tradicionales a hacer juntos la tarea.
Esto es lo que seguramente pone muy feliz al presidente cuando anuncia que su tren va porque va y también a los jueces que por abyectos frente al presidente invalidan todas las suspensiones a ese proyecto destructor.
La voz oficial ha dicho que el tren maLLa va a detonar el desarrollo, lo que nosotros miramos es que ha detonado los conflictos intercomunitarios.
:3.- Inseguridad:
Las comunidades mayas en la Península tienen por costumbre dejar las puertas abiertas de sus casas durante la noche mientras duermen por el elevado calor que hace durante los meses de abril hasta septiembre, no hay miedo ni preocupación por robo, ni violencia, ni la entrada de algún intruso en casa ajena; durante el día se puede caminar libremente en cualquiera de las calles o montes de la comunidad y no nos encontrábamos con gente extraña y armada, no con soldados armados patrullando las calles, o gente vendiendo drogas, tampoco había secuestro de niñas o niños, o gente asesinada con armas de fuego o descabezados en una bolsa.
La comunidad camina con seguridad a la milpa, a la tienda de la esquina, a la asamblea ejidal y a cualquier espacio que le sea necesario para su cotidianidad. Esto se acabó con la llegada del tren maLLa, la comunidad empieza a padecer el despojo brutal de su tierra, a enfrentar divisiones y conflictos entre sí, pero lo más grave es que comienza a encontrar personas muertas, descabezadas en bolsas de plástico y el miedo empieza a cundir.
Comienza un tipo de diáspora entre los jóvenes y señoritas principalmente, esas sueñan con los jugosos sueldos que les prometen por la propaganda empresarial y gubernamental a lugares donde el turismo es de alto impacto, sin embargo la sorpresa es que no encuentran en ninguna parte ese salario bien pagado, pero sí encuentran una sociedad descompuesta por la indiferencia, la violencia, el consumismo, la drogadicción y una forma de vida basada en la simulación. Algunos se ven en la necesidad de entrar al círculo de la oferta del dinero fácil al convertirse en narcomenudista, en halcón, en soplón o en el siguiente muerto tirado en una bolsa sin identificación.
Aquellas tardes en las que las familias podían sentarse en la puerta de la casa para conversar, para reflexionar y para compartir las historias de las abuelas y los abuelos, ya no es posible con el inicio de la construcción del tren, esta maquinaria se ha impuesto no solo como tema, sino como el único tema de los vecinos cuando ahora azarosamente se encuentran en la calle, se habla de amenazas, se mira el extraño vehículo ocupado por personas extrañas para la comunidad, unas con ropas de trabajo, otros con perfil de patrones y otros uniformados como soldados del ejército que entran y salen de la comunidad sin pedir permiso a las autoridades elegidas por el pueblo, todas y todos nos sentimos apachurrados frente al escenario que nos parece violento.
También los hombres comienzan a hacer más violencia en contra de los niños y de las mujeres, el alcoholismo se ha convertido en un factor de impacto toda vez que se ha facilitado mucho el comercio del alcohol y las drogas, muchos jóvenes al verse atrapados en esta realidad han decidido atentar contra su vida por la vía del ahorcamiento, las señoritas están siendo prostituidas por los cientos de hombres extraños que construyen las vías del tren y se instalan temporalmente en la comunidad, los niños miran no en la pantalla del televisor sino frente a su casa cómo las enormes maquinarias desgarran la selva, rompen las rocas, ensordecen con sus desagradables sonidos como el tableteo de una metralleta y en cuestión de horas producen una enorme destrucción a su paso donde la huella de sus pies va manchado con la sangre de la tierra.
La voz oficial ha dicho que el tren maLLa va a detonar el desarrollo, lo que nosotros miramos es que ha detonado la inseguridad.
4.- Militarización:
El color verde es para la comunidad maya el color de Yuum K’áax, es el color de la tierra, del territorio, es uno de los colores del centro que acompaña el azul y el café, es el color del vestido favorito de la tierra que al empezar la primavera luce con flores amarillas entre sus cabellos largos, el verde es el color de la ceiba, es el color de la milpa, de la mazorca tierna que se mece entre los surcos al ritmo de Yuum iik’, es el color de la selva y de cada una de las hojas que aportan los árboles, la yerbas, las orquídeas y hasta los frutos tiernos de los árboles.
Esta imagen, este paisaje, ha cambiado radicalmente para las comunidades a partir de que empieza el tren maLLa a tender sus rieles, toda vez que los árboles centenarios en muchas ocasiones son derribados por las maquinarias pesadas, las yerbas son aplastadas sin ninguna consideración, las raíces son arrancadas y la tierra se queda como el clásico conquistador pelón en la que se ve, pedazos de desierto, la tierra se ve como mujer desnuda y violada tratando de cubrir su piel lastimada sin poder encontrar aquel vestido verde que la cubría.
Las calles de las comunidades con hoyancos y cráteres por el mal trabajo y los materiales de mala calidad que se usan para esas obras públicas, han empezado a ser recorridas por unos vehículos verdes, por unos hombres con uniforme verde con armas de fuego de alto calibre. Ante los ojos de los niños y niñas estos seres son espectros espantosos que generan miedo, desconfianza y por eso el abandono de las calles en las que los niños acostumbran jugar al trompo, a la kimbomba, a los papagayos o las cascaritas de fútbol. Aquel verde cariñoso de las plantas a los ojos de los niños comienza a ser un verde agresivo, violento, traumático, extraño y amenazante. No es el verde del territorio, aunque es verde pero no es el verde de la tierra, no es el verde del agua, no es el verde de la fruta y mucho menos el verde de la mazorca, este verde postizo hecho uniforme militar parece estar manchado de sangre, no parece ser un legítimo verde, algunos dicen que es camuflaje, los niños dicen que es muy probable porque les da miedo, apenas miran que asoma un vehículos con los “verdes” armados, todas y todos huyen hacia su casa para esconderse, parece un verde que anuncia la muerte, es un verde impostor.
La militarización de las comunidades de la Península de Yucatán es al parecer legal, la legaliza un gobierno que llegó al poder con la promesa y compromiso de meter a los militares a sus cuarteles, por esa promesa mucha gente votó por este gobierno, ahora su proyecto neoliberal que ha llamado tren maLLa lo ha decretado como de seguridad nacional, se lo ha entregado al ejército para ser construido, operado y aprovechado como botín de guerra en contra de las comunidades mayas que estamos siendo despojados del territorio, que están matando a nuestros hermanos y hermanas, que están demoliendo la tierra, nuestra tierra, y están apagando nuestra historia. El verde militar es hoy el riesgo mayor a que nos enfrentamos, quien han querido tomar una fotografía de la destrucción que realiza el tren en nuestro territorio, es amonestado por un soldado, es retirado por la guardia y le es prohibido hacerlo por ese verde militar, aunque la destrucción se esté realizando en la comunidad que nos ha visto nacer, la tierra que nos alimenta.
La voz oficial ha dicho que el tren maLLa va a detonar el desarrollo, lo que nosotros miramos es que ha detonado la militarización.
5.- Ambienticidio:
No sabemos si esta palabra existía, pero igual desconocemos la mayoría de las palabras en español, derivado de que nuestra lengua es la maya, y de ella sabemos mucho o casi todo; lo que sí sabemos es que entre las cosas que el tren ha detonado está una gran cantidad de empresas ocupando varias hectáreas de tierra donde están ubicados los cenotes, las lagunas, los sitios arqueológicos o manchones de selva para construir grandes hoteles y restaurantes para impulsar un turismo de alto impacto. Lo que hemos visto ahora en ese lugar que le llaman Riviera maya que no es maya y menos Riviera, es la contaminación de los cenotes y la destrucción de eso que llaman medio ambiente, nosotros le decimos tierra y territorio.
Nosotros creemos que el territorio es nuestra casa, por eso en él vivimos, en él producimos y nos reproducimos, en él aprendemos a vivir dignamente y en comunidad, en él encontramos a nuestros Yuumtsil con quienes celebramos nuestra espiritualidad comunitaria, eso que algunos llaman ritos agrícolas. Cuando vemos las maquinarias pesadas arrasar con la selva y todo lo que está frente a ella, nos asusta y nos da miedo porque no es solo la muerte del árbol sino también de nuestras creencias, de nuestra espiritualidad, de nuestro encuentro y convivencia con nuestras madres creadoras y padres creadores, ahí cae abatida nuestra historia y nuestro modo de entender la vida desde lo que nuestros abuelos y abuelas nos han enseñado, para nosotros, en un español que apenas tartajeamos, eso se llama ambienticidio.
Lo cierto es que la luz de las luciérnagas ha sido apagada por el proyecto del presidente más ambientalista que ha tenido este país, ese que prometió y repitió una y otra vez que no derribaría un solo árbol por causa de su tren, a día de hoy hemos visto que cambió de opinión al estar investido de poder, por eso se ha atrevido a aplastar con lujo de fuerza a nuestras hermanas luciérnagas y apagar la luz de cada una de las que transitaba en la selva que hoy ha sido convertida en vías de los vagones de la muerte.
El tulix también ha sido expulsado de sus aguas, esa libélula que vigilaba como guardiana del cenote, siempre nos invitaba a acompañarla en su espectáculo sobre las tranquilas aguas del cenote, a día de hoy ha sido desterrada, está en la diáspora como muchas mujeres centroamericanas escupidas por la fuerza de los vagones, quizá el gobierno necesita a muchos migrantes para que pueda seguir presumiendo las remesas que envían a esta tierra del bienestar en tanto le entrega a las empresas trasnacionales y al ejército este territorio que resiste la colonización hasta este día.
El pájaro Tooj también ha sido expulsado de su cueva, de su casa, lugar que había heredado de sus abuelos desde hace miles de años, un tren ha detonado el explosivo del bienestar con el que esta ave ha sido impactada, por eso con apuro ha estado recogiendo a sus hijos para migrar, para buscar nuevos pozos, otras cuevas, otro espacio para marcar el tiempo como lo ha hecho para los mayas que se encuentran con él para organizar el tiempo, el tiempo del dolor y de la resistencia, el tiempo para darle ánimo a este maltrecho medio ambiente que para nosotros es tierra y territorio.
La voz oficial ha dicho que el tren maLLa va a detonar el desarrollo, lo que nosotros miramos es que ha detonado el ambienticidio.
Comments