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EL 𝑭𝑶𝑵𝑨𝒕𝒓𝒆𝒏


Guarumbo/Foto: Haizel de la Cruz

Por Pedro Uc

Es diciembre del 2029, finalmente el futuro llegó a la Península de Yucatán, el FONAtren llega cargado de desarrollo, de sustentabilidad, de gobernanza y de democracia. Sus bocinas están llenas de villancicos que bañan el silencio de su estación, los foquitos navideños son como diadema que adorna su cabeza, nace de una matriz llamada en el pasado “la Plancha” en el turbio recuerdo de una senil resistencia.

Finalmente el desarrollo alcanzó al pueblo maya, aquella selva de salvajes, luce ahora como un Walmart, Costco, Sears, Chedraui, etc. es un conjunto de esas tiendas de cristales y miles de luces que les llaman plaza, algunos mayas socios de la FIBRA están irreconocibles con sus uniformes especiales en colores muy vivos con un letrero en la espalda que dice “personal de limpieza”, están orgullosos de ser parte de este polo de sustentabilidad, además de haber sido rescatados de la marginación, justo como lo prometió el pródigo, hasta en su nombre, Milardy Douglas Rogelio Jiménez Pons Gómez, héroe de esta sustentabilidad.

Los ojos de los turistas que pagan en dólares esta visita, disfrutan mirar en los costados de una carretera de cuatro carriles que lleva a la zona arqueológica de Calakmul unos enormes dinosaurios de plástico muy divertidos, en el horizonte se ven miles de gigantes postes con aspas girando y una plancha de espejo de mil 200 hectáreas que deslumbra con su luz, llamada parque solar, para consolidar la belleza del paisaje, donde antes caminaba el jaguar, el venado y el pavo silvestre que se han extinguido afortunadamente porque formaban parte del salvajismo que hoy está civilizado. Las aguadas donde veinte años atrás se miraba el apareo de las tortugas bajo la sombra de los enormes árboles de corcho que amarillentan sus frutos como pechos de mujer maya, ahora están sin el rastro de árboles, solo se ven flotar esferitas blancas conocidas como pelotas de golf.

Los otrora ejidos, hoy lucen un enorme letrero que dice “Propiedad privada”, es el sello de la gobernanza y sustentabilidad que encabeza el grupo Xcaret; en cada una de las entradas de los cenotes y lagunas hay un enorme estacionamiento en el que se ve muy hermoso, enormes autobuses donde descienden unos hombres y mujeres altos, güeros, finos, ataviados con extravagantes vestidos y sombreros, ¡ah! pero el hombre y la mujer maya que han recibido la justicia que les prometió su presidente, están ahí presentes, libres, rescatados de la marginación, y participando en este desarrollo, con una franela en la mano, con el jugoso sueldo del afortunado empleo “viene viene”.

Los que han sido incorporados por el desarrollo en el campo productivo, desde las ventanas del FONAtren se les mira fumigando con motobombas las miles de hectáreas de soya, con eso han logrado eliminar a las abejas que podrían ser una amenaza para los turistas; otros y otras entre los 50 mil cerdos que cría cada granja porcícola, lucen KEKEN en el pecho, la marca que los ha llevado al desarrollo y sustentabilidad, su trabajo redunda en el fenomenal poc chuc con tortillas hechas con las manos de las mujeres vestidas con hipil que cobran en el sustentable outsourcing, beneficiarias de este desarrollo; es uno de los platos favoritos ofertados a los turistas que portan el billete verde.

La palabra maya ha salido de la marginación, es la más difundida en la Península, el antiguo territorio de los wi’it’ (término que ya no se conoce ni por los revitalizadores de la lengua) se miran hoteles llamados “Casa maya”; restaurantes llamados “Cocina maya” donde los espaguetis se llaman espagueti maya, o pizza maya; los parques son parque maya, las plazas son plaza maya, el bulevar maya y todo es maya, lo único que ya no es maya porque le llegó el desarrollo es el personal de limpieza en las estaciones del tren y en los megachiqueros; se apellidaban Ek’ pero ahora son Estrella, otros se apellidaban Che’ pero ahora son Madera; a estos les llegó la civilización y no pueden seguir en la marginación.

La resistencia o j wi’it’ es apenas una nublada memoria invisible, el FONAtren lo expulsó hasta de la cueva donde se encontraba con su agua, con su cenote, con su Yuumtsil; ahí donde se hacía comunidad a través de sus ofrendas. Ahora, el bastón de mando impuesto en el zócalo aquel 2018 es la punta de lanza que atravesó de nuevo, para garantizar la sustentabilidad de los mayas, el costado de Can Ek' lanzado por el presidente que, según la nublada resistencia, ha pasado a la historia como el exterminador del pueblo maya Peninsular con su FONAtren como proyecto neoliberal.

Desde algún lugar del sur, la memoria en resistencia, reflexiona con humor en un análisis serio, trata de asegurarse si este tren es de verdad FONAtren o debería sustituirse la N con LL.


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