LE’IK
Hojas de guarumbo/Foto: Haizel de la Cruz
Por: Pedro Uc
Es el término en lengua maya que se puede traducir como tender o colgar, especialmente la ropa recién lavada para secarse al sol, por ejemplo alguien dice ts’o’ok in le’ik in p’o’, es decir, ya tendí mi lavado. Si se traduce literalmente, diría, ya convertí en hojas (de árbol o yerbas) mi lavado. Parece que le’ (hoja de árbol o yerba) es anterior como lenguaje al término tender o colgar, es palabra originaria, es palabra madre; quizá apartir de cómo se ven tendidas o colgadas las hojas al sol es que se usa este mismo término para otro momento y para otro significado. Esta palabra le’ es un verbo transitivo en este contexto de la ropa lavada y tendida al sol, pero es un sustantivo en otro cuando se trata de árboles, por eso se puede traducir como hoja de árbol o yerba, lo interesante es que cuando alguien dice ts’o’ok in le’ik in p’o’ en la lengua originaria está diciendo he convertido o transformado en hojas (de árbol y yerba) mi ropa, he hecho de mi ropa lavada hojas de árboles.
La lengua maya por ser madre, origen y originaria, tiende a ser poética en sí misma, la imagen que tiene la mujer maya de las ropas recién lavadas colgadas o tendidas de una soga al sol para que se secaran es de una hilera de selva exuberante de hojas de guano, de guarumbo, de higuerilla tendidas debajo del sol mecidas por los cálidos vientos del sur que reorienta sus miradas hacia un norte.
Le’ es también la oreja, puede ser de las personas o los animales, la oreja es también una hoja (de árbol y yerba) por donde se escucha, o más bien, hojas que escuchan cuando se dice u le’ in xikin, la hoja de mi oído; es interesante notar en primer lugar la riqueza del término, luego la sugerencia de la integralidad de la vida, así que las hojas son las puertas del oír, son las ventanas de escucha de los dioses que están en las yerbas, en los árboles o en los pétalos de las flores.
Convertir en hojas, en puertas, en ventanas o en orejas parte de nuestra realidad, Le’ik, es un mensaje interesante en favor de la selva, de la naturaleza viva, pero también en favor de una atenta escucha. Los animales de la selva se valen de su buen oído, de su le’ u xikin, hoja de su oído, en medio del le’ xíiw, hoja de yerba, para sobrevivir. A los humanos parece que nos falta usar mejor nuestro le’ xikin para vivir mejor o hacer una mejor vida. Las hojas de los árboles y de las yerbas son diferentes en colores, en tamaños y en formas, unas son como más caprichosas o exóticas que otras, pero eso no le quita la esencia como con las orejas de los hombres, las mujeres y los animales, más bien enriquecen la diversidad y promueven la convivencia y el respeto a las diferencias.
Hay mucho le’ a día de hoy, de yerbas como de oídos, pero es una tarea urgente y valiente transformar este sustantivo en verbo, es responsabilidad de los que somos mayas, hay que hacer, hay que crear, hay que transformar le’, ba’ax kin k le’ej, ¿qué vamos a tender? ba’ax k le’ik, ¿qué estamos tendiendo? ba’ax unaj k le’ik, ¿qué debemos tender? ba’ax, k’abéet k le’ik ¿qué necesitamos convertir en orejas o en hojas? ba’ax le’ilo’on ¿qué tipo de hojas somos?.