LA AUTONOMÍA Y AUTODETERMINACIÓN COMO ALTERNATIVA DEL BUEN VIVIR DE LOS MAYAS EN LA RESERVA BIOCULTU
INTRODUCCIÓN
Estas palabras pertenecen a una voz no académica de un indígena maya, ojalá que su diseño e incursiones en los modismos populares no sean un obstáculo para la comunicación de los pensamientos
Exponer el tema de la autonomía y autodeterminación del pueblo maya en Yucatán puede sonar un disparate; si bien es cierto que es un lugar donde se habla mucho de los mayas, se estudia sobre los mayas y a los propios mayas; son actividades que por lo general realizan académicos mayistas no mayas que tienen por objetivo diseñar programas indigenistas de asistencialismo y de producción de libros y revistas para atraer al turismo principalmente.
Los mayas en Yucatán, según muchos estudiosos, fueron grandes astrónomos, matemáticos, arquitectos, sacerdotes, científicos y urbanistas, entre otras actividades. Sin embargo, esta perspectiva no es aplicable para los mayas de hoy porque esta cultura desapareció misteriosamente.
En este trabajo presento en primer lugar, en forma muy general el daño cultural y social que propinó la conquista-invasión y colonización-cristianización en la Península de Yucatán, es decir entre los que somos pueblo maya; muchos de nuestros miedos, silencios, y oscuridades se desprenden de esos dos grandes acontecimientos lamentables.
En la segunda parte abordo la problemática del despojo de la tierra y territorios y la aparente tranquilidad que trae el reparto de las tierras después de la Revolución Mexicana hasta 1992 con la reforma al Artículo 27 Constitucional, en la que se ponen las bases de la legalización del tercer despojo de nuestros territorios quienes somos indígenas.
Luego toco el nuevo tiempo de despojos del territorio maya hasta nuestros días y las consecuencias de empobrecimiento, migración y pérdida de identidad.
Finalmente me apropio del concepto del Buen Vivir que los hermanos indígenas del sur de este continente pusieron en la mesa latinoamericana, para recordar lo que nuestros abuelos y abuelas mayas decían al respecto en nuestra propia lengua, es decir, en maya yucateco.
EL TRAUMA DE LOS MAYAS DE LA PENÍNSULA DE YUCATÁN PROPICIADO POR LA CONQUISTA-INVASIÓN Y LOS EFECTOS QUE PADECEMOS DE LA COLONIZACIÓN-CRISTIANIZACIÓN.
La presencia de la lengua maya en la actualidad es negada en muchos espacios, se inculcó en Yucatán la creencia de que todos somos mestizos yucatecos, que ante la ley todo mexicano es igual y tiene los mismos derechos que los demás. En esta lógica se declara el idioma español como lengua nacional, en un momento cuando la gran mayoría de los habitantes de la Península eran mayas monolingües (Betancourt & Sierra, 1989a, p.47).
La historia de la conquista, en una relectura, muestra el aplastamiento del pueblo maya, de nuestra cultura y civilización; no se trató solo de matanzas de hombres y mujeres sino exterminar aspectos fundamentales de la cultura como la lengua, la espiritualidad, la fiesta, la organización y costumbres mediante la estrategia del arrebato territorial (Betancourt & Sierra, 1989, pp. 43-73).
Son notorios dos grandes esfuerzos por repeler la conquista y colonización: con Jacinto Canek en Kisteil en 1761 y con Cecilio Chi en Tepich 1847, al principio de la denominada Guerra de Castas. Arreció la invasión, el despojo y el exterminio del pueblo maya que fue perseguido, cazado, atrapado y vendido como esclavo a la isla de Cuba por muchos años como el principal negocio de quienes disputaban la gubernatura de Yucatán para esos tiempos (Quezada, 2001, pp. 103-114).
Las políticas coloniales, los autos de fe, la evangelización, el despojo del derecho consuetudinario, la prohibición de la música, de la fiesta basada en el teatro, la castellanización de la lengua maya, la esclavitud y el despojo de su tierra, obligó al maya a vestir otro color, a pronunciar otro acento, a cambiar de sombra, a estar de rodillas frente a una religión y a convertirse en un pájaro gris, en un jaguar blanco, en una nube sin alas, en un viento confundido, en un horizonte descolorido, es decir en un nadie.
La tierra es madre, el territorio es la casa, la lengua es el granero, la espiritualidad el ánimo, Dios el abuelo; son algunas de estas creencias y diseños de vida arrojadas en la profundidad de los cenotes, enterradas debajo de los escombros de las antiguas ciudades, antes centros ceremoniales, hoy centros turísticos; el resultado es un maya abyecto a la medida de la conquista y de la colonia que ha mantenido su hegemonía sobre una historia llamada independencia y revolución.
Como individuo, logra sobrevivir, pero culturalmente lo reduce a la domesticación de la aplanadora cruz evangelizadora, la ley colonial, la lengua y costumbres dominantes. Así han pasado los primeros 500 años en los que por ley, la ley occidental, implementa actos de despojo del territorio maya y con ello su autonomía y autodeterminación que son condiciones necesarias para la posibilidad de la construcción del diseño de su buen vivir.
La primera legalización del despojo se aplicó en la conquista y colonización, la segunda legalización fue la conocida en la historia como ley Lerdo de 18561 en las que se despoja la propiedad colectiva de los pueblos originarios, o sea su territorio; entonces empiezan a florecer las haciendas henequeneras y azucareras en la Península de Yucatán; la tercera empieza en 1992 con la reforma al Artículo 27 Constitucional con la aplicación del Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares (PROCEDE) lo cual ha sido uno de los temas más relevantes en este momento aquí en la Península maya de Yucatán. Es cuando la violación de los derechos del pueblo maya que se hacía sin ley, se hizo violando la ley y luego se hizo cumpliendo la ley, como dijera Espinoza (2016).
Esta medida legal al parecer alineada con la celebración que prepararon los países colonialistas en torno a los 500 años del aplastamiento de los pueblos originarios, estimuló la reacción de las naciones originarias en América Latina y en 1992, diferentes organizaciones y colectivos indígenas mayas de la Península de Yucatán como, Somos Mayas (MAYAON), Centro Quintanarreense de Desarrollo (CEQRODE), Centro Evangélico Latinoamericano de Estudios Pastorales (CELEP), Frente Nacional de Pueblos Indios (FRENAPI), entre otros en coordinación con un movimiento nacional y Latinoamericano, salimos los mayas y otros grupos indígenas, a las calles a manifestar nuestro repudio a la conquista, colonización, neo-colonización, racismo, marginación y esclavitud en los que nos tienen históricamente sumergidos.
Sin embargo la maquinaria colonialista no quiso detenerse como de por sí es su costumbre, siguió con su tarea de arrebato, de despojo, de exterminio, de criminalización y culpabilización de la víctima; así pasaron dos años más para la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Canadá y México, con el que se presumía nuestro boleto como mexicanos para el abordaje del primer mundo en donde se suponía que ya no había pobres y que la justicia social había llegado a todos, y todos estaban conformes, no había problemas sociales en México.
Nadie esperaba la otra noticia, que los mayas de Chiapas2 “jalaran el gatillo de la esperanza” el primero de enero de 1994, en un momento en el que el mundo se declaraba globalizado, en el que los despojos no serán más mal vistos, sino más bien como actos de empresas emprendedoras en las que los medios de paga cobijados por los gerentes con banda presidencial hicieran el trabajo de auto-apapacho allí muy arriba, en tanto los de abajo sostenemos sobre nuestros hombros ese mundo triunfante.
Pues no, la palabra maya se hizo carne y vimos su dignidad en hombres, mujeres, niños, ancianos que vestían su propio vestido y hablaban su propia lengua exigiendo condiciones para construir lo que hermanos del sur le llaman “el buen vivir” comenzando por la defensa del territorio como se aprecia en la primera declaración de la selva lacandona (1994) que demanda tierra, educación, justicia, salud, alimentación, techo, trabajo, libertad, democracia y paz. La televisión los llamó criminales, delincuentes, terroristas, extranjeros y manipulados, quizá porque en esa zona el PRI ganaba las elecciones con el cien por ciento de los votos, según dice Lorenzo Meyer en su conocido artículo “Fallaron las Instituciones” que sirvió de guion en un documental elaborado por el Canal 6 de Julio (Meyer, 1994).
A pesar de toda esta historia tan contemporánea, hay quienes se preguntan, ¿existen mayas actualmente? ¿quiénes son los indios? ¿dónde están los indios?, lo paradójico es que muchas veces quienes hacen estas preguntas son los mismos mayas, son los mismos indios, toda vez que en la escuela les enseñaron que la historia inicia y está en Europa (Dussel, 1993).
Así mismo, nos enseñaron y nos siguen enseñando en muchas escuelas (en el nivel de Secundaria han eliminado esta asignatura) que los indios son quienes usan flechas para su cacería y guerra, visten taparrabos, viven en las cuevas escondidas en las selvas vírgenes de algún lugar del continente y que alguna vez estuvieron en Chichen Itza, Uxmal, Palenque pero que misteriosamente desaparecieron.
Esto es en parte lo que ha logrado la conquista, la colonización y la evangelización, pervertir la lengua, como dice Sicilia (2016), para luego pervertir la realidad, la estrategia principal es el arrebato del territorio, el desprecio y burla de lo maya, de lo que luego llamarían indio, hoy consagrado en la Constitución y en las leyes internacionales.
El gobierno, a partir de la independencia encabezada luego por los liberales, que confundieron igualdad con uniformidad, con su igualdad ante la ley entre todos los mexicanos, hablaron de pobres, campesinos, obreros, luego de ejidatarios y propiedades colectivas, lo que hoy llaman pues “el sector social” que es “beneficiario” de los programas asistencialistas que les llaman atractivamente PROSPERA O MEJORAR.
No es, sino hasta 1992, después del frustrado festejo colonialista de los 500 años de “descubrimiento” de América y el levantamiento zapatista en 1994, que el lenguaje se reivindica y la identidad de los pueblos originarios se vuelve a hacer visible, audible, leíble y entendible para una sociedad de arriba que presume ser colega de países de primer mundo sellado por un tratado de libre comercio con el país vecino del norte.
La cuestión es que en San Andrés Larráinzar (rebautizado como “Sak´am Ch´en de los Pobres” por los zapatistas con la intención de traer a la memoria la historia prehispánica y colonial de aquella comarca maya)3 en 1996 se firmaron unos acuerdos entre el EZLN y el gobierno federal, que finalmente fueron traicionados por este último, en el que se reconoce el derecho de los pueblos originarios a ser sujetos de derecho público, pero el congreso lo cambió a sujetos de interés público. Así se reforma en el 2001 el Artículo 2 Constitucional que dice en sus primeros tres párrafos4:
La nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas. La conciencia de su identidad indígena deberá ser criterio fundamental para determinar a quiénes se aplican las disposiciones sobre pueblos indígenas.
Son comunidades integrantes de un pueblo indígena, aquellas que formen una unidad social, económica y cultural, asentadas en un territorio y que reconocen autoridades propias de acuerdo con sus usos y costumbres.
Anterior a esto, el gobierno federal había ratificado el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 1988 que trata sobre los derechos de pueblos indios y tribales que dice en su Artículo 1:
1. El presente Convenio5 se aplica:
a) a los pueblos tribales en países independientes, cuyas condiciones sociales, culturales y económicas les distingan de otros sectores de la colectividad nacional, y que estén regidos total o parcialmente por sus propias costumbres o tradiciones o por una legislación especial:
b) a los pueblos en países independientes, considerados indígena por el hecho de descender de poblaciones que habitaban en el país o en una región geográfica a la que pertenece el país en la época de la conquista o la colonización o del establecimiento de las actuales fronteras estatales y que, cualquiera que sea su situación jurídica, conservan todas sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas.
2. La conciencia de su identidad indígena o tribal deberá considerarse un criterio fundamental para determinar los grupos a los que se aplican las disposiciones del presente Convenio.
3. La utilización del término pueblos en este Convenio no deberá interpretarse en el sentido de que tenga implicación alguna en lo que atañe a los derechos que pueda conferirse a dicho término en el derecho internacional.
LA APARENTE TRANQUILIDAD QUE DIO EL EJIDO Y EL REPARTO DE TIERRAS DESPUÉS DE LA REVOLUCIÓN HASTA LA REFORMA AL ARTÍCULO 27 CONSTITUCIONAL.
Después de la Revolución mexicana con la que se logra, a pesar de los carrancistas, el Artículo 27 Constitucional empujado por el zapatismo y el Plan de Ayala, viene una relativa tranquilidad, sin actos violentos relacionados a la tenencia de la tierra y la defensa del territorio que alcanza su clímax con la expropiación petrolera durante el mandato de Lázaro Cárdenas en 1938.
En Yucatán destacan las figuras de Salvador Alvarado (1915-1919) y Felipe Carrillo Puerto (1922-1924) quienes enfrentan a los hacendados dedicados al monocultivo del henequén mediante deslindes a las miles de hectáreas que han abarcado sin que les haya pertenecido; así mismo los mayas que decidieron alejarse de las haciendas para cultivar el maíz y dedicarse a la milpa en el noreste del Estado de Yucatán, aunque con muchas dificultades mantuvieron su independencia y autonomía de las haciendas henequeneras que dominaban hasta el municipio de Temax, lo que empezó a cambiar con la llegada de Alvarado y Carrillo Puerto a quien fusilan para empezar a cerrar la relativa calma que ocurre entre 1924 y 1938 (Joseph, 1992).
Esto facilitó que los campesinos mayas pudieran conservar diversas razas de maíz y otras semillas que se cultivaban en la milpa, desde Buctzotz hasta las costas de Tizimin, y les permitió vivir fuera de las haciendas henequeneras lo cual representó culturalmente una ventaja en virtud a que conservaron la práctica de ritos agrícolas como al Ch’a’acháak y el jets’lu’um, entre otros.
No se contaminó el aire, la tierra, las aguas aunque las comunidades eran milperas al cien por ciento, siempre hubo montes para hacer la milpa colectiva, después de tres siembras se dejaba descansar la tierra hasta por 10 y 15 años para volver a tumbarla como un nuevo ciclo.
En la milpa se cultiva no solo el maíz sino la cebolla, las variedades de frijol, de ibes, de camote, de makal, de chile, de calabaza, de tomate etc. gracias a esta actividad muchas semillas se conservan y socializan hasta el día de hoy mediante las ferias de maíz organizadas por campesinos de la Península cada año en los meses de mayo, un poco antes de que empiecen a caer copiosamente las lluvias en cada una de las regiones.
Esta relativa tranquilidad llegó a su fin con la reforma al Artículo 27 Constitucional en 1992, durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari; esta medida fue la base para el tercer despojo de la tierra y territorio de la nación maya en la Península de Yucatán, bajo el discurso falaz del legítimo “tierra y libertad” proclamado por Emiliano Zapata.
Esta medida fue un duro golpe a la propiedad colectiva, toda vez que se implementó el PROCEDE para la parcelación de los ejidos y acabar con la repartición de las tierras nacionales, aunque muchos ejidos decidieron seguir en la figura del uso común, otros vieron como una oportunidad esta reforma para “engañosamente” tener el dominio pleno de la tierra.
Esta medida es engañosa porque forma parte de un proyecto de privatización y despojo; el plan consiste en empobrecer más al campesino mediante mecanismos de políticas públicas implementados en programas de subsidio, apoyo y crédito, entre otros, que estaban empaquetados con prácticas corruptas en las que se hunde el campesino que se vuelve un cliente adicto a ese tipo de dependencias; una vez endeudado y adicto, no le queda más que entregar su tierra a las empresas o al cacique de su pueblo, o al extranjero que llegó al pueblo porque le avisaron que la reforma al Artículo 27 ya estaba rindiendo frutos en uno u otro pueblo.
LA DESGRACIA Y DESPOJO QUE VIVE EL PUUC PARTICULARMENTE Y LA GENERALIZACIÓN DE ESTE PROBLEMA.
El Puuc es una región importante del sur del Estado de Yucatán, llamado así por ser la única sierrita yucateca que empieza en Campeche y atraviesa el cono sur; es muy conocido por las zonas arqueológicas que tiene, incluyendo Uxmal que es la más visitada por el turismo nacional y extranjero.
Dentro de esta región se decreta en 2011 por el gobierno Estatal una reserva biocultural que involucra los municipios de Muna, Ticul, Santa Elena, Oxkutzcab y Tekax; al igual que el resto de la Península, está fragmentada territorial y socialmente por el sistema impuesto desde la conquista y la colonia que beneficia intereses personales o de grupos. “Se tiene una gobernanza débil o muy débil”, debido a la pérdida, en gran medida de la lengua maya, el derrumbe de las estructuras organizativas, la falta de respeto a las autoridades locales y tradicionales, la pérdida de la autoridad de las asambleas comunitarias y ejidales entre otras erosiones (Uc Be, 2015a y 2015b).
La mayoría de los mayas que viven o más bien sobreviven ahí, son parte del empobrecimiento, la marginación y exclusión que sufrimos los muchos indígenas de este país. Los partidos políticos han sido un factor de división y polarización de muchas comunidades, aprovechando la situación de pobreza que viven los pueblos que carecen de servicios de salud y educación principalmente, no obstante que son las dos principales promesas de campañas políticas de cada proceso electoral.
Ante las necesidades que existen en las familias, principalmente la de educación e información objetiva, la mayoría de los jóvenes pierden la visión de los abuelos en torno a la cultura maya y el trabajo de la tierra, emigran a las grandes ciudades nacionales y extranjeras para buscar un empleo.
Entonces los abuelos ya no pueden trabajar la tierra, los jóvenes han perdido la esperanza y la visión en ella, los empresarios ven con codicia esos espacios, el PROCEDE ha hecho su trabajo, al parecer todo está en contexto para el tercer despojo.
Así sucede entonces que los antiguos dueños de la tierra y el territorio, se vuelven los empleados mal pagados en lo que fuera su tierra, las propiedades colectivas se vuelven propiedades privadas en donde se privilegia el monocultivo con el uso excesivo de agroquímicos y la destrucción de grandes extensiones de tierra en los que se usan semillas mejoradas de maíz y soya, con el riesgo latente del uso de soya genéticamente modificada.
Los resultados inmediatos son la aceleración de la migración, la pérdida de la lengua y cultura maya, mayor empobrecimiento, el encumbramiento del individualismo, el delirio por el consumismo, la súplica por los apoyos que llegan como carnadas para fines partidistas, el abandono del sistema digno de salud y educación, la contaminación del agua, de la tierra, del aire, de los alimentos; la proliferación de nuevas y más graves enfermedades, y la unidad comunitaria extinguida.
Los puestos públicos que en el pasado se entendían como un servicio a la comunidad, hoy se miran como una oportunidad para la corrupción impune de quienes están bajo el cobijo del “jefe” o del grupo de poder en turno independientemente del color que haya sido; así se le pueden llamar comisario ejidal, municipal, juez maya, presidente municipal, regidor, síndico o lo que sea, se mira con ojos distintos a los que habían entre las comunidades mayas que levantaban sus pueblos con las fajinas, con el trabajo comunitario, con la discusión en asamblea en la que participaban todos y todas para que se construyan los acuerdos y no alguien desde la comodidad de su oficina elabore una disposición para imponer sobre los pueblos.
Los talleres que realizamos durante la consultoría “Fortalecimiento de la gobernanza local en la reserva estatal Biocultural Puuc” (Rodríguez, 2016) nos ha mostrado esta realidad, que me parece generalizada, no solo en la región del Puuc sino en la mayoría de los pueblos mayas del Estado en el que se percibe la falta de esperanza y el privilegio de la resignación en muchos espacios.
EL BUEN VIVIR COMO UTOPÍA Y COMO REALIDAD EN EL PUUC.
La población maya peninsular ha perdido la vitalidad de su corazón, por ejemplo, no sabe escribir su lengua, no sabe leerla y de lo mucho o poco que habla, no sabe cómo defenderla ante la invasión de la lengua dominante impuesta por la escuela, la iglesia, y otras instituciones.
Apenas le queda retazos de sus mitos y sus ritos en una memoria infectada de anuncios publicitarios, programas chatarra de la televisión, prácticas religiosas ajenas y enajenantes de su cultura que le hacen repetir como letanía que “la salvación es personal”, como dicen los protestantes y “fuera de la Iglesia no hay salvación” como dicen los católicos.
Ya no saben que la tierra es nuestra madre como decían nuestros abuelos, razón por la que no se vende, no se renta, no se viola como hacen los menonitas y las empresas trasnacionales como Monsanto que son los que hoy caminan impunemente sobre nuestra dignidad, ya que sin consultar a nuestros pueblos como lo marca el convenio 169 de la OIT y nuestra Constitución, contaminan nuestras flores y matan a nuestras abejas.
El resultado de esta pérdida de la vitalidad del corazón maya e indígena en las comunidades es el individualismo, el consumismo, el divisionismo, entre otros ismos.
Hoy nos llega de nuestros hermanos quechuas y aymaras un concepto que nos pincha la memoria originaria, donde está levantada la palabra de nuestros abuelos más primeros; cuando escuchamos el concepto Buen Vivir nos remite al Utsil Kuxtal o Buen Vivir del que hablaban los nukuch wíiniko’ob o Primeros Señores en la Península de Yucatán.
Según Salvador Schavelzon (2015) “Vivir Bien en Bolivia y Buen Vivir en Ecuador (y Perú), derivan del aymara sumaj qamaña y del sumak kawsay en quechua, [Buen vivir y plurinacionalidad] pag 181. El sumak kawsay, es la crítica más fuerte y radical que se ha realizado a los paradigmas de crecimiento económico por la vía de los mercados y a la noción teleológica del desarrollo como posibilidad histórica. Ambas demandas: plurinacionalidad y sumak kawsay, van de la mano y expresan las demandas y utopías de un sujeto histórico que amplían el horizonte de posibles humanos a la emancipación [...] Desde un Estado plurinacional y una sociedad intercultural, puede comprenderse y construirse una forma diferente de relación entre la sociedad y la naturaleza y la sociedad y sus diferencias. Esta forma de relacionamiento, nada tiene que ver con los comportamientos de individuos egoístas que maximizan sus preferencias, el sumak kawsay es la alternativa al modo capitalista de producción, distribución y consumo”.
En México, desde los acuerdos de San Andrés en los que por primera vez en más de 500 años se reconoce oficialmente los derechos de los pueblos indios a su autonomía y autodeterminación como sujetos de derechos, empezamos el trabajo de nuestra reconstrucción como pueblos y naciones.
Lamentablemente la firma empeñada por el gobierno fue negada por diputados del PRI, del PAN y del PRD al convertir estos acuerdos en el artículo segundo de nuestra Constitución cambiando la palabra “sujetos de derecho público” a “sujetos de interés público” lo que nos arrebata de nuevo la posibilidad de nuestra autonomía y autodeterminación como pueblos originarios.
EL BUEN VIVIR COMO PERSPECTIVA EN LA RESERVA BIOCULTURAL PUUC
En el Puuc hay muchos elementos aún que nos permiten soñar como pueblo maya, es posible pensar en un Utsil Kuxtal, en un Buen Vivir; las raíces culturales están vivas y profundas, aunque nuestro árbol esté trozado y quemado, nuestra madre tierra y territorio ha mantenido los latidos de nuestro corazón.
La lengua maya sigue siendo en gran medida la lengua del Puuc, las comunidades siguen hablando en parte su propia lengua, conservando sus apellidos en maya, resolviendo muchas de sus necesidades familiares y comunitarias en su propia lengua. Así mismo siguen transmitiendo sus conocimientos ancestrales a sus hijos, como los mitos en su propia lengua, mantienen el nombre de sus lugares, sus plantas, sus prácticas en lengua maya, misma que se convierte en parte en su educación. Dicho de otro modo, hay una identidad maya en movimiento.
Los ritos mayas principalmente agrícolas son prácticas muy vivas en el Puuc, el Ch’a’acháak, (Buscar Lluvia) el Uajil kool, (Tortilla de milpa) el Jets’lu’um, (Confirmar la tierra) el Bankunaj, (Ofrecimiento) el Póokbil nal, (Elote asado) el píibil nal (Elote cocido bajo tierra) y otros siguen siendo parte de la vida de las comunidades que por medio de un aj meen (Sacerdote) a quien respetan como guía espiritual buscan armonizar con la naturaleza.
La milpa, aunque en menor cantidad sigue siendo el principal motor de la vida en muchas familias, esta no se entiende por el monocultivo de maíz, es más bien el espacio en el que se cultiva todo lo que se consume para la alimentación como el frijol, la calabaza, la cebolla, el camote, el chile etc. es también el lugar en donde llegan los animales para la caza como el jabalí, el venado, el tejón, el tepezcuintle entre otros, para completar el platillo del campesino.
Las asambleas comunitarias, principalmente las ejidales, siguen siendo un espacio importante en el que se le da continuidad al derecho consuetudinario de los pueblos mayas; siguen siendo espacios de discusión no solamente sobre la tenencia y administración de la tierra sino de otros diseños de convivencia familiar y comunitaria. Es importante recuperarla pero no desde los ejidos solamente sino integralmente, es decir, desde la misma comunidad para que se sustente una gobernanza legítima. Que sea un espacio de voces de mujeres, de jóvenes y de todos los habitantes de la comunidad que realizan diferentes actividades económicas, culturales, productivas y políticas (Uc Be 2015b; Rodríguez, 2016).
La medicina tradicional es otro de los signos del Buen Vivir en el pueblo maya, el territorio está permeado de plantas, árboles, tierra, animales, aguas, frutos, flores, técnicas y conocimientos medicinales que se han conservado por medio de la tradición oral y la misma práctica en las diferentes comunidades entre las que están en el Puuc.
El trabajo por un Buen Vivir o Utsil Kuxtal en el Puuc es un reto enorme, hay mucho escombro, hay muchos constructores de ese buen vivir aplastados y otros muy lastimados por el miedo, por las fuerzas que impusieron las explosiones colonialistas y caminan impunemente sobre los escombros para asegurar que todo lo antiguo esté derruido; por eso muchos mayas en la actualidad fingen estar muertos entre los escombros.
Es importante que los medios de acompañamiento se vean con claridad, para devolver la confianza a quienes la han perdido en su lucha; los que caminen por ahí, hermanos mayas y no mayas; que anuncien y acompañen la reconstrucción de la autonomía y autodeterminación de los pueblos mayas para su Yutsil k kuxtal.
CONCLUSIÓN.
Hasta la fecha, la Reserva Estatal Biocultural del Puuc, cuenta ya con un Consejo Ciudadano (Rabasa, 2015), cuatro Comités de Usuarios (Rodríguez, 2016), y una Junta Intermunicipal Biocultural Estatal (GEY, 2014); quizá faltan algunas otras cosas para que los mayas y no mayas que viven ahí o que viven de ahí, les quede claro que la gobernanza funciona de abajo hacia arriba, que quien tiene que cuidar el territorio y administrarlo para su beneficio colectivo es la comunidad con capacidad de sentarse de nuevo sobre su petate para compartir su palabra y hacer los nudos necesarios para establecer las condiciones necesarias del Utsil Kuxtal o Buen Vivir del que hablaron nuestros abuelos y abuelas, que tiene mucho de comer bien, de descansar bien, de conversar bien, de producir bien, de celebrar bien, de aprender bien, de enseñar bien, de organizarse bien, de gobernarse bien, por ejemplo.
Para esto es necesario que se establezcan vías de comunicación e información entre las diferentes comunidades en los que tengan la oportunidad de conocer y discutir instrumentos legales como el Artículo 2 Constitucional, el Convenio 169 de la OIT, los Acuerdos de San Andrés Larráinzar, entre otros.
Que a partir de estos instrumentos puedan elaborar sus propios modos y herramientas de gobernanza en su territorio en el que les permita la sustentabilidad de sus recursos naturales de los que puedan con dignidad hacer posible el Utsil Kuxtal o Buen Vivir.
Citas
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2 Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
3 http://komanilel.org/2014/02/17/san-andres-y-el-dialogo-pendiente-a-18-anos-de-los-acuerdos-de-sakam-chen/
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Uc, P. (2015b). Cuaderno en Gobernanza Local No. 2. Gobernanza. Proyecto Apoyo a la Gobernanza local para el manejo de la biodiversidad en la Reserva Estatal Biocultural del Puuc, SEDUMA-GIZ-CONABIO, Mérida.
Nota: Este texto fue presentado en el marco del X Congreso Mexicano de Etnobiología.