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MÚUNYAL. TIERNA HIJA DE LA LLUVIA


El libro de los misterios, 1997. Óleo sobre tela

Así le llamaban nuestros abuelos a la nube; quizá porque habían observado por mucho tiempo su origen, juntaron dos vocablos para conceptualizar un proceso empírico que guarda conocimientos filosóficos y físicos abrazados al tiempo y al espacio que dan origen sin ser origen.

De Mun= tierna y Yal= hija. ¿Hija tierna de quién? No es difícil ubicar la lógica respecto a su madre y a su padre; la nube es al parecer una hija tierna que viaja tomada de las manos de su padre viento que la protege durante su crecimiento hasta su madurez de mujer, al condensarse en el cielo y convertirse en madre que cae en la tierra para dar a luz una nueva mun-yal para dar vida a un nuevo ciclo o generación en la creación de la vida tejida por nuestros dioses más primeros, que son el viento, la tierra, el agua y el sol.

Mun-yal, tierna hija de la lluvia, juega en el cielo vacío dibujando los rostros de nuestra esperanza, sonríe con su carita limpia y morena convertida en montañas, en aves, en venados, en ríos, en jaguares y hasta nos muestra el rostro de Dios cuando le ofrecemos el sakab y el balche’ que bebe con reverencia de la mesa de nuestra ofrenda.

Mun-yal, tierna hija de la lluvia, sube de los cenotes sagrados donde la madre lluvia guarda sus secretos. Sube de los ríos que recorren nuestro destino, sube de los lagos que anuncian la paz, sube del jaltun que se preocupa de los que forjan caminos, sube del mar que nos enseña la rebeldía cuando el tiempo es del viento, sube de nuestro sudor cuando le rezamos.

Mun-yal, tierna hija de la lluvia, es virgen caminante en caminos sin caminar, pinta de verde a los árboles, adorna con flores a los bejucos, pone espiga en el maíz, acaricia las montañas, hace del arco iris un mural, es techo del pescador, es “mojada” en países de primer mundo, es rebeldía frente a los muros fronterizos, es cuaderno para colorear de niños y niñas.

Mun-yal, tierna hija de la lluvia, puso su nombre en boca de nuestros abuelos y abuelas, quienes la observaron cada día, cada temporada, cada año, cada ja’ab, cada tsolk’iin, cada cuenta larga, por eso le rezaban, por eso le preparaban la mesa, por eso se hacía comunidad, por eso aparecía de la mano del viento del sur.

Mun-yal, tierna hija de la lluvia, es virgen maya, su lenguaje está en sus colores, en sus cuerpos, en sus miradas, en su caminar, en sus manos creadoras, en su voz, en su rebeldía, en su fuerza, en su debilidad, en su grandeza, en su levedad, pero sobre todo en su sueño, el de ser una madre que nace nacimientos en la tierra que guarda sus huellas para nuestra historia.

Mun-yal, tierna hija de la lluvia, eres hija de Dioses, eres hija de Yum Cháak, de Yum K’áax, de Yum iik’, de Yum K’áak’, de Yum K’iin, de x-Ma Uj, de x-Ch’eel, por eso eres fuerte, naces en cada momento, caminas sin parar, haces nuevo nuestro mundo cada momento, por eso eres origen, eres principio, eres nacimiento y muerte, eres calor y frío, eres río y mar, eres lago y cenote, eres sudor y lágrima, eres diosa y dios, eres nuestro cuerpo porque eres maíz.

MÚUNYAL

U x-ki’ichpan chak ko’olebilech Lak’iin, U x-t’óot’och ek’k’áak’ilech Chik’iin, U x-sujuy sakche’ejilech Xamaan, U x-wóowóol k’anloolilech Nojol Le o’olal a jéekmaj u kan ti’itsil ka’an

Pedro Uc, escritor y activista maya peninsular.

Artículo Publicado en el Suplemento Mensual "Ojarasca" del Periódico Nacional "La Jornada" #198

http://www.jornada.unam.mx/2013/10/12/oja-palabra.html


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