ALTERNATIVAS DE RESISTENCIA MAYA EN TIEMPO DE PANDEMIA
Pedro Uc
Corrían los primeros días de marzo del dos mil veinte, aún estaban frescos en la madrugada del año nuevo los grandes objetivos de vida personal que se propusieron los que tienen esa costumbre de pensar en más dinero y menos kilos en el cuerpo, las calles de las cabeceras municipales están llenas de vehículos y peatones, los restaurantes que venden cervezas en vez de comida, están convertidas en fiestas en cada tarde, los hoteles cobran por horas como se paga el subempleo y en medio de esto que luego se llamó “antigua normalidad” comenzó el recorrido de un fantasma que sería el “culpable” de todas las muertes, así como de la incapacidad del sistema sanitario, la falta de estrategia política de salud, el multiplicado enriquecimiento de algunas empresas, las adjudicaciones directas, el perdón a los más connotados delincuentes, la frustrada venta y posterior rifa del avión presidencial y hasta de la impotencia machista.
El año que corría dejó caer las primeras tres lluvias, los campesinos sembraron las escasas milpas que se convirtieron inmediatamente en hermosas plantas de maíz que alcanzaron llegar al tamaño de un conejo hasta que llegó la inundación en la Península, eso acabó con la primera siembra, la segunda siembra la comió el gusano, la tercera siembra fue víctima de la sequía, la última está cercada por manchones de langostas como helicópteros de las megaempresas y las pequeñas vienen marchando como la infantería de la Guardia Nacional.
El tren neoliberal que no pierde tiempo, hacía lobby con las empresas señaladas meses atrás como “la mafia del poder”, pasaban la prueba bautismal en la catedral de la 4tN bajo el pontificado Benito II que alimentaba a la grey en cada mañanera prometiendo abrazos en vez de balazos, perdón a Barrabás y gobernando como el príncipe pragmático ante la corrupción.
Entonces la austeridad republicana recortó presupuesto a salud, a educación, a derechos humanos, a ciencia y al arte pero incrementó los montos para su tren malla que inauguró a banderazos en medio de los cadáveres de mexicanas y mexicanos de los que culpó a sexenios anteriores y al covid-19 que lo declaró tan íntimo como un anillo al dedo.
Los fallecidos no tienen nombre y menos apellidos, son sin nombre, son números, son estadística cuando les va bien y se les cuenta, hay una multitud que no alcanza ni eso; se han anunciado como sobrantes; se dice desde el púlpito de la solemne celebración de la “palabra” matutina que somos fuertes, que somos felices, que no estamos lastimados, que no ha pasado nada en este país fuerte. Parece que se tiene la dicha de prescindir de más de cincuenta mil mujeres y hombres muertos, en vez de reconocer que fueron asesinados, no por el covid-19, sino por la falta de una estrategia sanitaria, una política pública, un diseño para privilegiar la vida en vez de un tren, en vez de campañas electorales en donde el dinero no se regatea porque es constitucional, pero el dinero para la salud no halla espacio en la Constitución y menos en esa cosa que se dice llamar cuarta transformación que nada tiene de transformación y mucho de cuarta.
Crear alternativas de resistencia indígena es bastante complicado para las comunidades mayas de la Península de Yucatán en este contexto complejizado y caotizado como estrategia para controlar a los usuarios del laberinto político que ha diseñado una “nueva normalidad” en la que sus muertos hayan muerto con la boca tapada, (ha funcionado más como imposición de un silencio simbólico que como eficaz instrumento en contra del virus), no causen dolor, sus vivos sean para los votos y los aplausos de programas de contrainsurgencia que le llama “sembrando vida” y “construyendo el futuro”.
Información es la riqueza que revela otras fuentes de riqueza, quizá por eso es la mayor carencia de las comunidades principalmente indígenas en la Península Maya. Creemos que la información es más que un conjunto de datos, de cifras, de nombres, de imágenes, de colores, de acciones, de sonidos y de materia; ninguno de estos es información si no están orientados a elevar la calidad de tu vida, la de tu familia, de tu comunidad y cultura. Los elementos que nos llegan a través de la televisión, los periódicos, las mañaneras, el internet, y otros medios, son justamente lo que hemos nombrado, sin embargo lo que sirve para elevar nuestra calidad de vida no siempre está ahí y si lo está hay que buscarlo con lupa, hay que cernirlo, filtrarlo, colarlo; quienes no logran hacer este ejercicio los llenan de productos que están destinados para deteriorar aún más su endeble y vulnerable calidad de vida por los gobiernos y las empresas. La desgracia y marcada pobreza de la mayoría de las comunidades es confundir información con propaganda, por eso repiten los pensamientos de fonatur quien afirma que en el tren llegará hasta los ríos que necesitan para que ya no les falte agua.
La desinformación la entendemos no como la falta de datos o productos, sino al revés, es la gran cantidad de objetos ajenos al interés de la calidad de nuestra vida como personas y como comunidad, abrir el periódico o encender la televisión es como entrar al supermercado, hay tanto producto pero quien está preparado para enfrentarlo solo tomará lo que le sirve para sobrevivir o vivir mejor, en tanto quien carece de filtro se lleva todas las “ofertas”. El perfil de la persona desinformada no es el vacío sino al revés, es la que está llena de las cosas de las que no debe estar; algunos pensadores le llaman el interpretado o el inauténtico, toda vez que repite los sermones, las propagandas, los clichés prefabricados para la domesticación y control de algunos espúreos actores, como quien discurre sobre la derrama económica del tren neoliberal hasta para los limosneros. La estrategia política del gobierno y de las empresas para conservar el poder del extractivismo en nuestro territorio es desinformar, nuestro reto y alternativa es informarnos para crear alternativas de resistencia.
La reflexión se deriva de la información, el dato, la imagen, el sonido, el color, es la materia con que trabaja la reflexión, es como un alfarero, no puede producir el arte si no tiene el material, el problema está en que cada persona o colectivo debe tener la capacidad de elegir el material apropiado para que pueda producir lo que le puede permitir elevar la calidad de su vida personal y colectiva, no se puede pensar si no hay material, pero tampoco se puede pensar favorablemente si se tiene el material inadecuado. Una tarea fundamental es buscar y compartir la información necesaria entre las mismas comunidades y provocar con ellas la reflexión, es decir, construir talleres para la creación de pensamientos que pueden convertirse en acciones que eleven la calidad de vida no solo material sino espiritual, cultural y moral de nuestras comunidades mayas en la Península. Reflexionar es otro reto que puede crear una alternativa de resistencia desde nuestras comunidades mayas.
Consultar la memoria es buscar y limpiar de nuevo nuestro pozo que ha sido rellenado con basura, glifosato y restos de cocaína capitalista de izquierda y de derecha para encontrarnos de nuevo con nuestra propia agua, tenemos que mirar nuestro rostro de nuevo en el espejo del agua como cuando el venado se inclina en el cenote a beber y descubre la grandeza de sus astas, de sus ojos y de su propia mirada. Algunos le llamamos identidad por nombrarlo de alguna manera, redescubrirnos significa despojarnos de la vestidura colonial, de recuperar la luz de nuestra mirada en medio de la noche más oscura, franquear al cazador de indios que penetra furtivamente nuestro territorio, pedir el auxilio de nuestros guardianes como Yuum Iik’ para garantizar el control de nuestra lengua, de nuestra organización, de nuestras aguas, de nuestros montes y de nuestro territorio para evitar que lo destruya su peligroso tren. Consultar la memoria es una tarea necesaria y urgente que puede crear una alternativa de resistencia en nuestras comunidades mayas.
Organizarse es una consecuencia de contar con los datos o información seleccionada, como las semillas para la siembra, es el resultado de una larga y cualitativa reflexión que pondera la raíz cultural de la comunidad, de su historia, de sus valores, de sus necesidades, de su visión sobre su mundo y sobre el mundo, de sus aportes a la sociedad como pueblo originario y sobre el tipo de comunidad que quiere ser con la mirada puesta en la potencialización de la calidad de vida comunitaria. Cuando el colectivo ha dado este paso llamado reflexión puede dar el siguiente que es la organización, esta empieza con una convocatoria como lo hacen los cazadores con el jonk’ab o nóomk’ab, es el momento de sacar del morral ese caracol para avisar que estamos listos para la asamblea, ha llegado el día en que centro y periferia sean niños y niñas, mujeres y hombres, ancianos y jóvenes, todas y todos con la palabra cargada en el morral como esa bola de pozole que nos salva del hambre entre la esperanza que genera las hojas verdes bien logradas de cada planta de maíz. El móokt’aan ocupa su lugar, cada quien sobre el altar de la comunidad convertida en asamblea ofrenda su palabra, se asegura el territorio por medio del acuerdo, el primer nudo es la palabra que se va formando en red; así mismo se asegura la educación, la salud, la vivienda, la justicia, la seguridad, la alimentación entre otros temas que se construyen como el desplante de una mejor calidad de vida. Organizarse es una tarea difícil pero necesaria para crear una alternativa de resistencia en nuestras comunidades.
Las alianzas como alternativa de resistencia comunitaria solo es posible si se ha construido la casa maya, si existe un cuerpo, si los hilos del henequén se han corchado en una soga, si las sogas se han convertido en una red con nudos culturales, éticos, históricos y políticos suficientemente sólidos. Entonces se puede decidir quiénes están descartados para esta alianza, como por ejemplo los partidos políticos, los grupos religiosos, las fundaciones de derecha, quizá otras que tienen máscara de izquierda etc. se puede privilegiar otras comunidades, cooperativas, ejidos, organización de mujeres, universidades entre otros y otras actoras que tienen camino en la construcción de mejores condiciones de la vida comunitaria e indígena. Las alianzas hechas con quienes comparten estas veredas pueden convertirse en alternativas de resistencia comunitaria de los colectivos mayas.
“No hay defensa efectiva del territorio sin el control pleno del mismo”, nos dijo un experimentado luchador originario. La alternativa de resistencia más urgente es construir a día de hoy el control del territorio, frente a las expropiaciones de tierra que hace el Estado para transferirle a las empresas, zonas arqueológicas, cenotes, ríos y costas. El narco también ha tendido cercos y murallas sin tabiques para el control de amplias zonas para establecer su negocio y tráfico de enervantes, como el cobro de derecho de piso a pequeños comerciantes con la complicidad de diferentes cuerpos de “seguridad”. Las grandes empresas hoteleras y restauranteras instaladas principalmente en las playas también controlan grandes extensiones de costa en las que estamos expulsados los indios a pesar de ser estas tierras nuestro territorio histórico, a pesar y además de lo que digan las leyes. Los megaproyectos de energía renovable, las granjas porcícolas, los monocultivos de soya y ahora el tren neoliberal son los que complementan el cuadro del despojo de nuestro territorio que venían empaquetados en el Acuerdo por la Sustentabilidad de la Península de Yucatán (ASPY) que lo gramos desintegrar, sin embargo han llegado por separado pero son un solo proyecto en lo que en otro momento se dio en llamar el Plan Puebla Panamá. Urge construir un mecanismo de defensa efectiva de nuestro territorio, urge establecer un control del mismo como alternativa de resistencia comunitaria como pueblo maya.
Finalmente está la construcción política en el marco de la autonomía y autodeterminación de nuestros pueblos, no podemos establecer nuestra convivencia en la simulación, en la trampa, en la mentira, en las bases de la corrupción, en leyes que solo sirven a grupos empresariales privilegiados, es necesario construir nuestras propias leyes en el marco de la universalidad de los derechos humanos con particularidades que reafirmen nuestros valores por la conservación y mejoramiento de nuestra calidad de vida personal y comunitaria. Urge construir estas alternativas de resistencia que se traduzca en una educación desde nuestra identidad, en una salud desde nuestro sistema originario, en una organización desde nuestras asambleas, en una política creada desde nuestros valores como niños, mujeres, varones ancianas y ancianos que tenga como fundamento el control de nuestro territorio.
Comentarios al texto:
Magdalena Gómez: Muy profundo tu pensamiento. Nos quedan interrogantes respecto a los cómos, de los que no se puede hablar de manera virtual. Te felicito.
Paty López: Gracias querido Pedro Uc. Siempre es un gusto leerte y aprender de ti y de quiénes aparecen en tus relatos. Abrazos, muchos!
Chulel Aj: Un maravilloso texto del compañero Pedro Uc, con él aprendí que el "chi'i'balil (la familia que nos une) va más allá del término" identidad" para los pueblos mayas. Este texto invita a la reflexión, a la organización, a que indígenas y no indígenas encontremos el camino de regreso a casa.
Álvaro Mena: Buenísimo el texto de Alternativas de Resistencia en Tiempos de Pandemia! Excelente manera de describir la realidad, gran estilo y maravillosa manera de dibujar el horizonte! Lo vamos a difundir por acá, le vamos a meter duro a la construcción de la autonomía en los hechos.
Martha Flores: Es texto Colmado de ironía y verdades y al final la excelente exposición del cómo organizarnos en los pueblos.
Paty Calderas: Excelente como siempre
Ángel Ku: Buen texto Pedro, gracias por compartirlo :)
Jorge Salinas Jardón: Excelente texto. Saludos
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